lunes, 30 de agosto de 2010

Rosh Hashana לשנה טובה ומתוקה תיכתבו(XII): El Reloj Despertador de D-os



Hay muchas explicaciones hermosas sobre por qué tocamos el shofar en Rosh Hashaná, pero una de las más poderosas es la dada por Maimónides. Para Maimónides el Shofar es el reloj despertador de D-os, despertándonos de la ‘modorra’ en la que pasamos muchos de nuestros días. ¿Qué significa esto?

El regalo más importante que se nos da es el tiempo, y D-os nos lo da a todos por igual. Ya sea que seamos ricos o pobres, siguen habiendo 24 horas en un día, siete días en una semana y un lapso de años que es demasiado corto. A menudo utilizamos nuestro tiempo en cosas que, en las palabras de Maimónides “ni ayudan ni salvan”. ¿Cuánta gente mira hacia atrás en su vida diciendo: “Desearía haber pasado más tiempo en las reuniones de comité”? En cambio, ¿cuántos dicen “Desearía haber pasado más tiempo con mis hijos, o ayudando a otros, o simplemente disfrutando el hecho de estar vivo”?

En ocasiones podemos estar tan ocupados obteniendo nuestro sustento que a duras penas tenemos tiempo para vivir. Los expertos en administración del tiempo hablan de dos tipos de actividad: la urgente y la importante. A menudo pasamos nuestros días ocupados con lo urgente y perdemos de vista lo importante. Recuerdo una conversación con alguien que había sido adicto al trabajo, ocupado siete días a la semana. Como resultado de una crisis personal, decidió respetar Shabat. Luego me dijo que fue la mejor decisión que había tomado en su vida. “Ahora”, dijo, “tengo tiempo para mi esposa, mi hijo y mis amigos. Ir al shul me hizo ser parte de una comunidad. Lo raro es que de todas maneras puedo hacer todo mi trabajo, y en seis días, no en siete”.

Shabat nos enseña a dedicar tiempo para lo que es importante, aunque no sea urgente. Hace treinta años, cuando la tecnología estaba en una etapa menos avanzada, la mayoría de la gente que escribió sobre el futuro lo vio como una era de ocio en la que tendríamos mucho más tiempo libre. Pero no resultó así. Parecemos más presionados y menos relajados que nunca. Teléfonos celulares, emails y computadoras de bolsillo nos obligan a estar siempre de guardia. El Salmista lo expresó mejor: “Enséñanos a numerar nuestros días para que podamos tener un corazón sabio”.

Rosh Hashaná y Iom Kipur es cuando contamos nuestros días. Al pedir ser inscritos en el libro de la vida, pensamos sobre la vida y sobre cómo la utilizamos. En este contexto las tres palabras clave de la plegaria “Unetane Tokef” son fundamentales: teshuvá (arrepentimiento), tefilá (plegaria) y tzedaká (caridad). La teshuvá trata sobre nuestra relación con nosotros mismos. La tefilá trata sobre nuestra relación con D-os. La tzedaká trata sobre nuestra relación con los demás.

Teshuvá no significa solamente “arrepentimiento”, sino también “retorno” –a nuestras raíces, a nuestra fe, a nuestra historia como pueblo y a nuestra vocación como herederos de quienes estuvieron de pie en Sinai hace más de 3000 años. La teshuvá nos hace preguntar: ¿Crecimos en el año pasado o nos quedamos en el mismo lugar? ¿Estudiamos los textos de nuestro legado? ¿Respetamos una mitzvá más? ¿Vivimos completa y confidentemente como judíos? La teshuvá es nuestro satélite de navegación dándonos una dirección en la vida.

Tefilá significa plegaria. Es nuestra conversación con D-os. Nosotros hablamos, pero si somos sabios también escuchamos, a la voz de D-os como refractada a través de las plegarias de cien generaciones de nuestros ancestros. Tefilá no es tanto sobre pedirle a D-os lo que queremos, es más pedirle a D-os que nos enseñe lo que querer. ¿Un auto nuevo? ¿Un mejor trabajo? ¿Una vacación exótica? Nuestras plegarias no hablan sobre esas cosas porque la vida es más que esas cosas. Es menos sobre "lo que tenemos" y más sobre "lo que hacemos" y sobre "quiénes aspiramos a ser". Hablamos sobre perdón y sobre la presencia de D-os en nuestras vidas. Nos recordamos a nosotros mismos que, por más corto que sea nuestro tiempo en la tierra, al conectarnos con D-os alcanzamos la eternidad. La tefilá es nuestro teléfono celular para conectarnos con el cielo.

Tzedaká es sobre el bien que hacemos por los demás. Sir Moisés Montefiore fue una de las grandes figuras de la judería victoriana. Fue un hombre adinerado y dedicó gran parte de su larga vida a servirle al pueblo judío en Inglaterra y en todo el mundo (construyó el molino en Jerusalem, y el área de la cual es parte -Yemin Moshé- lleva su nombre en su honor). Alguien le preguntó una vez cuánto él valía, y él le dijo un monto. “Pero”, dijo el interrogador, “sé que tiene más dinero que eso”. No me preguntaste cuánto dinero tengo sino cuánto valgo. El monto que te dije es la cantidad de dinero que he dado a caridad, porque nosotros valemos lo que estamos dispuestos a compartir con los demás”. Eso es tzedaká.

Ciertas mitzvot en el judaísmo son como un "ensayo" para lo que vendrá en el futuro. Shabat es una preparación para la era mesiánica, en la cual terminarán los conflictos y reinará la paz. Iom Kipur –durante el cual no comemos ni bebemos ni nos involucramos en placer físico, y acostumbramos vestir un kitel, (parecido a una mortaja)– es un ensayo de como será nuestra muerte. Nos obliga a preguntarnos: ¿Qué hice en mi vida que valió la pena? ¿Desperdicié tiempo o lo compartí, con mi familia, con D-os y con aquellos que lo necesitaban?

Sabiendo que ninguno de nosotros vivirá por siempre, le pedimos a D-os otro año: para crecer, para rezar y para dar. Eso es lo que Maimónides quiso decir cuando llamó al shofar “el reloj despertador de D-os”, pidiéndonos que no dormitemos durante la vida, sino que la utilicemos para traer bendiciones.

Que D-os nos bendiga a nosotros, a nuestras familias y al pueblo judío, y que nos inscriba a todos en el 'Libro de la Vida'.



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viernes, 27 de agosto de 2010

Dos pequeñas historias sobre Shabat


1.Palabras que salen del corazón entran al corazón

Con el estallido de la revolución bolchevique en Rusia, en el otoño de 1917, llegaron días difíciles para las comunidades judías de Europa oriental. Y las que más sufrieron fueron las célebres y prestigiosas Instituciones de Torá, cuyos alumnos estaban hambrientos de pan, literalmente.

Una noche de Shabat de aquel año, el Tzadik Rabí Israel Meir de Radin, autor del Jafetz Jaim, se encontró con el Comisario local, Archik, un ex alumno de la Ieshivá que lo conocía muy bien.

—Shabat shalom umeboraj —saludó el Rabí a Archik al pasar ante él.

—Para mí, el Shabat es como todos los otros días —respondió Archik con cínica soberbia.

—¡Qué así sea! —replicó el Jafetz Jaim con el semblante iluminado, tan usual en él. ¡Todos los días son de Hashem!

El Tzadik comenzó a conversar con Archik sobre un tema y otro, hasta que repentinamente le propuso:

—¿Quizás quieras escuchar una palabra de Torá?

—¡Sólo eso me falta! —replicó Archik con soma—. La Torá y yo estamos tan distantes como un día del otro, como el este del oeste.

El Jafetz Jaim, lejos de resignarse, le sugirió:

—¿Quizás, de todos modos, quieras escuchar algún breve concepto?

—Está bien —aceptó Archik, en salvaguarda del honor de su ex maestro.

—Leemos en el relato de la creación —dijo entonces el Jafetz Jaim, tomando la solapa de su interlocutor y mirándolo directo a los ojos— que Hashem plantó un Jardín en el Edén e hizo brotar el Árbol de la Vida en el medio del Jardín [Gén. 2:9]. Surge el interrogante: ¿Por qué Hashem ubicó este árbol en el medio del jardín, y no en uno de sus laterales? Respuesta: Para permitir a todos por igual un fácil y rápido acceso al Árbol de la Vida, cada uno conforme a su capacidad y posibilidades. Unos llegan a él merced al estudio de la Torá con perseverancia. Otros llegan a la meta por medio de la cualidad de la reverencia al Cielo. Y una buena persona como tú llega al Árbol de la Vida por medio de actos de bien.

“Debes saber que cientos de alumnos de la Ieshivá en nuestra ciudad —acotó el Jafetz Jaim como de paso— están muriendo de hambre, realmente. Tú puedes ganarte todo tu mundo tan sólo entregando a estos queridos muchachos alimentos para sobrevivir.

El Jafetz Jaim se alejó de Archik, que parecía perplejo y ensimismado en sus pensamientos a la luz de las palabras que escuchara del Rabino, su maestro de antaño.

Al día siguiente, al atardecer, llegó a la puerta de la Ieshivá un carro cargado de bolsas de harina y provisiones varias, absolutamente gratis, para los alumnos.

2.¿Cómo evitó el Rab de Loz la profanación pública del Shabat?

Rabí Eliahu Jaim Maizel supo ser uno de los destacados Rabinos de Polonia, a finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX. En su vejez ejerció el cargo de Rabino de la ciudad de Lodz, al oeste de Polonia. Entre otras virtudes, cobró fama por su vehemente preocupación por los menesterosos del lugar y por la entrega incondicional que revelara en pos de la observancia del Shabat en esa gran ciudad, donde residían numerosos judíos. Rabí Eliahu Jaim logró sellar todas las grietas que se habían producido en torno al acatamiento del Shabat. Durante el tiempo que estuvo a cargo del Rabinato de Lodz, ningún judío tuvo la osadía de abrir su comercio o local de servicios en aquel sagrado día. Ninguno, excepto uno...

Cierta vez le contaron a Rabí Eliahu Jaim que un judío comenzó a abrir su comercio en Shabat. El anciano Rabino empalideció levemente, pero guardó silencio. No obstante, al Shabat siguiente, en las tempranas horas de la mañana envió a avisar a la Casa de Estudios que no lo esperaran para la plegaria. El Rabino salió de casa envuelto en su Talit (manto de plegarias), hacia el comercio del trasgresor que comenzó a violar el Shabat públicamente. Al llegar, solicitó una silla a un vecino y se sentó a la puerta del local en cuestión, mientras leía un libro que tenía consigo.

Al rato llegó el dueño, que intimidado por la presencia del Rabino se abstuvo de abrir su comercio. El hombre pensó que seguramente por allí cerca se celebraría un brit milá (ceremonia de circuncisión), donde el Rabino oficiaría como sandak (la persona que sostiene al bebé durante la ceremonia), y que a su finalización, cuando aquél retornara a su casa, él podría abrir la tienda.

Sin embargo, las horas pasaban y el Rabino ni se inmutaba. El hombre comenzó a indagar qué podía haber motivado a Rabí Maizel a ir desde su casa a sentarse allí, a la puerta de su tienda. Y así, a medida que el tiempo transcurría, el hombre se iba figurando en su mente, de manera más cada vez más nítida, el motivo de la intrigante presencia.

El Rabino era aceptado y querido por todos los judíos de la ciudad, e incluso los más renegados lo honraban. Esto explica por qué el comerciante no pudo soportar más el sufrimiento del anciano Rabino, sentado allí durante horas sin haber probado bocado. Y le propuso:

—Por favor, Rabino, vaya a su casa a comer algo —le sugirió el hombre en tono un tanto vacilante—. Le prometo por lo más querido y sagrado para mí, que de ahora en más mi comercio permanecerá estrictamente cerrado en Shabat.

Rabí Eliahu Jaim no respondió nada. Tan sólo le dirigió una mirada de agradecimiento y comenzó a marchar lentamente de vuelta a su hogar.

Y en efecto, el comerciante cumplió su promesa al Rabino. Y a partir de ese Shabat, su comercio permaneció cerrado todos los Shabat, tal como procedía la totalidad de los judíos de Lodz en aquellos días.

Durante mucho tiempo, el caso de Rabí Maizel fue motivo de conversación entre la gente de Lodz.

Extraído de El Midrash. Editorial Keter Torá


jueves, 26 de agosto de 2010

Parashá Ki Tavó- (Entres). 18 Elul 5770 (28 de Agosto 2010).Una Serie de Magníficas Bendiciones y de Terribles Maldiciones


"Rabino Eliahu Kramer de Vilna", gritó el alguacil, "¡Usted ha sido acusado de ayudar a John el Cristiano a abandonar la fe de sus padres para unirse a las supersticiones judías inferiores!".

El alguacil esperó la respuesta del rabino, pero sólo recibió silencio. El rabino, amarró sus Tefilin (filacterias) y se cubrió con su Talit, estaba totalmente inmerso en el libro que tenía abierto enfrente de él y no hizo ningún esfuerzo por responder.

En cada momento del caso, el tribunal pidió una respuesta, pero el rabino ignoró completamente sus procedimientos. "Otro año en Siberia por desprecio al tribunal" proclamaron ellos, sin embargo, el rabino siguió estudiando atentamente su libro.

Aumentó la tensión, mientras la sentencia estaba pronta a ser leída. Los discípulos le informaron al rabino, “¡Maestro, debe hacer algo ahora mismo o nunca más lo volveremos a ver!”. El rabino procedió entonces a descubrir los Tefilin que estaban cubiertos por su Talit y repentinamente un gran estremecimiento reverberó en la sala de la corte. Los miembros del tribunal temblaron de miedo e inmediatamente aplazaron la corte y le dijeron al rabino que era libre y que podía irse.

Esta historia del Gaón de Vilna está basada en el verso de nuestra parashá que afirma: “Entonces, verán todas las naciones de la tierra que el nombre del Eterno fue invocado sobre ti y te temerán” (Deuteronomio 28:10). El Talmud afirma que esto se refiere a los Tefilin de la cabeza. (Por supuesto que probablemente no funcionaría con nosotros, porque uno debe estar en contacto con las cualidades espirituales del Tefilin y ¡no actuar y sentir como muchos de nosotros, como si fuera una papa en la cabeza!).

En Ki Tavo, Moshé concluye la transmisión de las 613 Mitzvot y empieza la sección final de Deuteronomio, la despedida de Moshé de su pueblo. Él pone delante de ellos posibles bendiciones y maldiciones y describe en líneas generales lo que sucederá si ellos cumplen la Torá (y lo que sucederá si no la cumplen). Por segunda vez (la primera en Levítico, Parashá Bejukotai), la Torá describe el dolor y el sufrimiento que va a experimentar el pueblo judío si olvidan la Torá.

Najmánides destaca que la primera reprimenda se refiere específicamente a la destrucción del Primer Templo, mientras que nuestra parashá se refiere a la destrucción del Segundo Templo. Sin embargo, entre líneas, hay pistas de todo el sufrimiento judío incluyendo el Holocausto (y más).

La parashá empieza con dos leyes, "los primeras frutos" y el "segundo diezmo".

Los Primeros Frutos

Antes de la cosecha, una persona entraba a su campo y encontraba la primera fruta en su árbol. La primera reacción natural es tomarla y comerla, sin embargo, la Torá nos pide controlar nuestros deseos y atar un hilo rojo alrededor de ella como un recordatorio. Cuando las frutas están maduras, el granjero recolecta todas las primeras frutas en una canasta y viajar a Jerusalem para presentarlas al Cohén.

Este es el principio de gratitud, en contraste con el pueblo de Amalek al final de la parashá Ki Tetzé que era la epítome de la ingratitud, y que además, atacaron a los judíos.

La Mishná describe la procesión de los judíos cargando sus primeras frutas en los lomos de sus bueyes, todos decorados para la ocasión. Mientras la gente de todos los pueblos llegaba a Jerusalem, los locales salían a saludarlos: “¡Bienvenidos peregrinos de esta y aquella ciudad!”. Luego, ellos se reunían frente al Monte del Templo y cada terrateniente debía subir con su canasta de frutas sobre sus hombros (incluyendo al rey de Israel) - y presentarla ante los Cohanim.

La Proclamación

En el momento en el que la primera fruta era presentada al Cohén, era necesario que el propietario de la tierra hiciera una proclamación. Básicamente era una breve sinopsis de la historia judía resumiendo la esclavitud y el éxodo de Egipto. (La hagadá de Pesaj adapta estos versos como una reseña de la historia de redención, tal como es narrada en el Seder). Nosotros recordamos cada detalle del sufrimiento judío y por eso apreciamos más aún, que estamos en nuestra propia tierra y podemos traer los primeros frutos.

La proclamación comienza en singular, cambia a plural y luego vuelve a singular para indicar la identificación del individuo con la historia de la nación. Esto es la “memoria nacional colectiva” judía a través del milenio.

El Segundo Diezmo

Después de dar el primer diezmo de la cosecha a la Tribu de Leví (que no recibieron porción de tierra), un segundo diezmo se separaba de la cosecha. Éste era comido por el dueño y su familia en Jerusalem, en pureza y santidad. En caso de que la logística impidiera que la producción se transportara una larga distancia, uno podía redimir la santidad en monedas y transferir la santidad nuevamente a comida comprada en Jerusalem.

La meta era elevar el nivel espiritual de la nación incluso al hacer actos físicos – lo que constituye la idea principal detrás de todas las Mitzvot. Por lo tanto esta fue la última mitzvá que se enseñó formalmente al pueblo; se dan pistas de otras Mitzvot después. (Rabino S.R. Hirsch)

Bien Explicado

Al pueblo se le ordena que al entrar a la Tierra de Israel debían poner grandes piedras de yeso e inscribir en ellas el texto de la Torá Escrita. En el versículo está escrito que debía “explicarse bien” – Rashi dice que esto significa que debía estar escrita en 70 idiomas, para que todo el mundo puediera estar consciente de las profundas enseñanzas de la Torá. De acuerdo a la tradición, las naciones enviaban representantes y copiaban la Torá en su idioma y así todos estaban consientes de la Ley Escrita.

Las Montañas Gemelas

Se le ordenó al pueblo judío reunirse en las montañas gemelas (ya mencionadas en la parashá Ree) cuando cruzaran el río Jordán. El Monte Grizim era frondoso y verde con árboles y follaje. El Monte Aival era desierto y desolado.

La lección que se está enseñando es el concepto de libre albedrío. Las dos montañas están situadas en la misma área. Ambas gozan de la misma cantidad de lluvia y de luz solar. La fertilidad del suelo es la misma y sin embargo una crece con follaje y la otra es desolada.

La analogía es que así como dos personas con los mismos dones y bajo las mismas circunstancias pueden crecer uno en una dirección determinada y el otro en la dirección contraria. Así mismo tenemos el libre albedrío de decidir nuestra dirección espiritual. (Rabino S.R. Hirsch)

Bendiciones y Maldiciones

A una mitad de la nación se le instruye ascender a una montaña y a la otra mitad a la otra montaña. La tribu de Leví se paró en la mitad y proclamó las bendiciones en frente del monte Grizim y las maldiciones en frente del monte Aival. (A pesar de que el texto sólo menciona las maldiciones, la tradición es que las bendiciones fueron dadas para aquellos que no cometieron estos actos).

Los comentaristas explican que el común denominador de las maldiciones es "actos que no son de conocimiento público". En este punto, los integrantes del pueblo judío se hicieron responsables el uno por el otro.

Aquí está la lista de las maldiciones:

- Alguien que mantiene un ídolo oculto. Incluso a pesar de que actúe y se vista como piadoso, ¡debajo de su cama hay un “dios vudú”!

- Alguien que subestima a sus padres (sin conocimiento público).

- Alguien que mueve la línea de demarcación de su vecino, aumentando desapercibidamente la extensión de su terreno.

- Alguien que guía erróneamente a un ciego (incluyendo el hecho de dar un mal consejo) sin conocimiento público.

- Alguien que juzga erróneamente al extranjero, a la viuda o al huérfano (que no tienen nadie que defienda sus derechos).

- Alguien que tiene relaciones prohibidas con miembros de la familia que están siempre disponibles (madrastra, hermana, y suegra) o con animales (que no pueden delatar a nadie).

- Alguien que causa daño a sus compañeros en secreto (esto se refiere a “lashón hará” – chisme y daño severo a la reputación) desconocido para todos.

- Un juez que acepta un soborno para derramar sangre inocente (sin conocimiento público).

- Cualquiera que no lleva a cabo las Mitzvot de la Torá para cumplirlas.

Pregunta: ¿Cuál es el significado de las palabras extras “para cumplirlas”?

Respuesta: Siempre existieron aquellos que creyeron que si sólo fuéramos un poco permisivos con la ley judía, seríamos exitosos en atraer a las masas en vez de repelerlas con nuestros estrictos códigos de vida (es decir, no realizar una mitzvá, para “cumplir” con el resto de la Torá). Esto probó ser una falsa premisa una y otra vez. (Si permites que la gente maneje sus autos en Shabat sólo para ir a la sinagoga, finalmente van a manejar en Shabat para ir a cualquier parte, ¡menos a la sinagoga!).

La Reprimenda

Las buenas noticias son que si cumples la Torá:

(1) “Bendito serás en la ciudad, bendito serás en el campo” (Deuteronomio 28:3)

Pregunta: Pareciera que el orden es inverso. ¿Si hay bendición en los campos con una buena cosecha, entonces, por supuesto que habrá bendición en la ciudad con suficiente comida?

Respuesta: Si hay o no bendición en los campos, eso depende de las Mitzvot que se cumplen en la ciudad. Cuando cumples las Mitzvot en la ciudad, recibirás bendiciones en los campos.

(2) “Bendito serás cuando entres, bendito serás cuando salgas” (Deuteronomio 28:6). Los rabinos interpretan esto como cuando entras al mundo y sales del mundo. Tal como un bebé entra al mundo sin pecado, así debe salir del mundo, sin pecado. (Rashi)

Las malas noticias con que si no cumplimos con la Torá:

(1) “Maldito serás en la ciudad y maldito serás en el campo” (Deuteronomio 28:16). Si eres maldito en la ciudad (no cumples las Mitzvot), serás maldito en el campo con una mala cosecha.

(2) “Maldito serás cuando entres y maldito serás cuando salgas” (Deuteronomio 28:19). Tal como un bebé entra al mundo llorando a gritos, así mismo tú dejarás este mundo con lágrimas en tus ojos. (Sifsei Jajamim)

(3) “Los cielos serán de cobre y la tierra de hierro” (Deuteronomio 28:23). A pesar de que en Levítico la Torá afirma lo contrario, los sabios explican que Moshé fue más indulgente que la maldición de Dios. El cobre (como en las tuberías de cobre) transpira, el hierro no transpira. Si los cielos son de cobre habrá algo de humedad y si la tierra es de hierro, por lo menos las cosechas que ya existan no se van a arruinar. En contraste, en Levítico la maldición es que los cielos no darán una sola gota de lluvia y la tierra estará húmeda y la cosecha que ya esté ahí se va a descomponer.

La Causa del Dolor

“¡Porque no serviste a Dios con alegría y con buen corazón cuando tenías todo lo bueno!” (Deuteronomio 28:47)

No apreciamos nuestra bendición hasta que, Dios no lo permita, ¡la perdemos! Servir a Dios con alegría ¡es la fuente de todas las bendiciones en este mundo!

Roma

“Dios traerá sobre ti, un pueblo desde lejos, desde donde vuela el águila, un pueblo que no entenderás su lengua, un pueblo duro de rostro que no respetará a los ancianos y no se compadecerá de los niños” (Deuteronomio 28:49)

Najmánides ve una clara referencia a Roma, cuyo símbolo era el águila, venía de lejos, hablaba latino y no tenía compasión de otras personas. (La distancia desde Roma a Israel es igual a la extensión del vuelo de un águila).

Murallas

“Hasta que las murallas y las fortificaciones de las que dependes caigan” (Deuteronomio 28:52)

Desde 1967 hasta 1973, Israel dependía de la “Línea de Bar Lev” para mantener lejos a los Egipcios. La Guerra de Iom Kipur hizo que eso cambiara. Le tomó a Anwar Sadat 24 horas atravesar la línea de Bar Lev. El mismo mito de seguridad que cayó con los ataques del 11 de septiembre.

Profecías cumplidas

Dentro de las predicciones de las calamidades, encontramos un número de profecías abiertas de las que un autor humano no podría tener consciencia. Aquí hay algunos ejemplos:

(1) “Tus cadáveres serán comida para los pájaros y las bestias y nadie los espantará” (Deuteronomio 28:26)

En el libro de historia de Flavio Josefo, “Las Guerras Judías” (4:6), Josefo describe la crueldad de los romanos que – luego de matar a los judíos (durante la segunda destrucción) – dejaron los cuerpos para que se descompusieran al calor del sol y les prohibieron enterrarlos.

(2) “Tú serás para desolación, para ejemplo y para burla, entre todos los pueblos a donde te guiará D-os” (Deuteronomio 28:37) Esto se refiere al antisemitismo.

“El antisemitismo es como ningún otro fenómeno en la historia del mundo. Ninguna otra nación ha odiado a otra nación con tanta intensidad. No hemos merecido todavía ninguna explicación lógica que permita explicar este fenómeno o su frecuente reaparición sin ninguna razón ni lógica”. (Dr. Ben Shalom, Universidad Hebrea)

(3) “El Eterno te retornará a Egipto en naves. Serás vendido a tus enemigos como esclavos y nadie te comprará” (Deuteronomio 28:68). Existe un camino terrestre entre Egipto e Israel, sin embargo la Torá predice que serán transportados en barcos.

“Innumerable fue la multitud de aquellos que fueron vendidos como esclavos. En el mercado anual de Hebrón, eran ofrecidos a la venta en tanto número que un esclavo judío no tenía más valor que un caballo. Los esclavos de los que no podían deshacerse ahí, eran traslados a Gaza y luego vendidos o enviados a Egipto, camino en el cual muchos murieron de hambre o por naufragio”. (E. Schwrer: “A History of the Jewish People”, Edinburgh, 1890, p. 314)

martes, 24 de agosto de 2010

Rosh Hashana לשנה טובה ומתוקה תיכתבו(XI): Los por qué del Seder y la tefilá


En todas las casas de Israel se acostumbra a hacer el Seder de Rosh Hashaná. En él comemos diferentes verduras y frutas las cuales por su nombre nos dan lugar a pedir cosas positivas para el año que se inicia. Las costumbres son variadas. Hay quienes la hacen un día, otros los dos. También varían los alimentos que se toman, como así también los textos recitados.

Veamos algunos textos y costumbres:

• Dice la Mishná: El "Iom Tob (día festivo de Rosh Hashaná) que coincide con Rosh Hashaná".

En ningún lugar la Torá llamó a Rosh Hashaná, con los sinónimos de Iom Tob, Jag etc y... ¿Cómo la Mishná lo llama así?

Dice el Rab de Bardichov Z"L a modo de comentario y deseo: Si Rosh Hashaná es en Shabat, realmente sí es una fiesta ¿Por qué?

Puesto que en Shabat no se puede escribir, salvo para salvar una vida. Por lo tanto ¡Seguro que en el cielo nos escribirán para la vida, ya que ciertamente estamos en peligro de vida.
• Hay quienes hacen las Jalot redondas, simbolizando una corona, para remarcar nuestro principal pedido en Rosh Hashaná, reconocer que el Todopoderoso reina en el mundo.

• Comer manzana con miel.

Cabe preguntar: la miel es dulce y por lo tanto la consumimos para pedir por un año dulce como la miel. Pero... ¨Manzana ¿Por qué?

Los Gueonim citan el párrafo del Talmud en Berajot que dice: El que se ve en sueño comiendo manzanas, es una señal de que tendrá una vida muy buena y alcanzará un nivel o punto importante... por lo tanto, comemos manzanas con miel, para que seamos elevados a una vida muy buena, dulce y placentera.

• "Que tengamos un año bueno y dulce"

Dijo Rabí Shelomó: "Bueno" no alcanza ¿Por qué? Dicen los Jajamim que hay que recibir como bueno todo, aún lo doloroso, por ello pedimos "Dulce" es decir .... bueno en toda la amplitud de la palabra.

• ¡Sumergir el pan o la Jala con miel!

En el capítulo de los Salmos que habla de Rosh Hashaná como bien dice uno de sus versículos: "Toquen en el mes del Shofar" También está escrito "Y comeremos la gordura del trigo y... miel te hartarás"

Dice el Zohar: por cumplir con el precepto de los panes en Shabuot, seremos juzgados para bien en Rosh Hashaná, siendo esa la relación, que cita el versículo, de la gordura del trigo (los panes de Shabuot) y la miel es el juicio bueno.

Por eso comemos pan con miel para pedir que se cumpla lo dicho en el Zohar, a pesar de no poder cumplir con el precepto de los panes de Shabuot

• Comer pescado

Los Yehudím oriundos de Marruecos no comen pescado en Rosh Hashaná, ya que en hebreo se dice "Dag" y se aproxima a la palabra "Dehaga" en hebreo preocupación, algo negativo.

Pero los Ashkenazim sí comen pescado ya que es un símbolo de la abundancia.

• Se come lubia, acelga, puerro... etc.

Aún que estos no son grandes manjares y ni verduras importantes, las comemos sólo por el nombre que indican algo positivo.

Así debemos obrar entre nosotros, ver en el prójimo sólo lo positivo y lo bueno, aún que sea algo muy pequeño, todos tienen algo para resaltar.

• Desde Rosh Hashaná hasta Sucot hay costumbres de sumergir siempre el pan en la miel. Los oriundos de Bagdad lo hacen en sal y azúcar a la vez.

• Se acostumbra a no comer comidas picantes o agrias para que tengamos un año dulce y bueno. En Babilonia en la época de los Gueonim cocinaban con miel por este motivo.

Costumbres de la noche de Rosh Hashaná : Costumbres Sefaradíes

Dátiles

El motivo por el cual se comen dátiles en Rosh Hashana se debe a que en hebreo la palabra 'tamar' (dátil) se asemeja a la palabra 'tamu" que significa "exterminen", lo cual Pedimos para nuestros opresores.

Se toma el dátil y se bendice:

Pedimos: Bendito Tu, Dios nuestro, Dios Rey del universo que crea el fruto del árbol.

Fonética: Baruj ata Ad-Nay elohenu melej aolam bore peri haetz

Come un poco del dátil y luego dice: Sea tu voluntad nuestro Dios y Dios de nuestros padres que se extingan nuestros enemigos, nuestros adversarios y todos los que buscan nuestro mal.

Fonética: Iehí ratzón milefaneja Ad-Nay elohenu velohé abotenu sehitamú oibenu veson-enu vejol mebakshe raatenu.

Después de recitar este pedido se vuelve a probar del dátil

Granada

La granada es una de las frutas que tiene más semillas en su interior, hay quienes dicen que contienen alrededor de 613 semillas. Por eso comemos granada en Rosh Hashana para desear que nuestras mizvot (que son 613) se multipliquen como las semillas de este fruto.

Se toma la granada y dice:

Pedimos: Sea tu voluntad nuestro Dios y Dios de nuestros padres que se multipliquen nuestros méritos como la granada.

Fonética: Iehí razón milefanejá Ad-Nay elohenu veiohé abotenu sheirbu sajiotenu carimon.

y se prueba de la granada

Manzana

La manzana que se come en Rosh Hashana cocida con azúcar o sumergida en ella, representa nuestro deseo de ser merecedores de un año dulce lleno de felicidad.

Pedimos: Sea tu voluntad nuestro Dios y Dios de nuestros padres que se renueve un año bueno y dulce, desde el principio del año hasta el final del año.

Fonética: Iehí ratzón milefaneja Ad-Nay elohenu velohé abotenu shetithadesh alenu shana toba umetuka merreshit ashana vead aharit ashana.

Lubie

Se come en Rosh Hashana lubie (frijoles de cabecita negra) por ser que estos crecen en grandes cantidades, y de la misma forma anhelamos que se multipliquen nuestros preceptos.

Pedimos: Sea tu voluntad nuestro Dios y Dios de nuestros padres que se multipliquen nuestros méritos como la rubia (lubie).

Fonética: Iehí razón milefaneja Ad-Nay elohenu velohé abotenu sheirbu sajiotenu karubia.

y se prueba del lubie.

Zapallo

El zapallo en hebreo llamado "Kara" se asemeja a la palabra "shetikra" o sea "que rompas", lo que pedimos a Dios que haga con los malos decretos.

Pedimos: Sea tu voluntad nuestro Dios y Dios de nuestros padres que quebrantes los malos decretos y que invoquen ante tí nuestros méritos.

Fonética: Iehí razón milefaneja Ad-Nay elohenu velohé abotenu shetikra roa guezar dinenu veikarehu lefaneja sajiotenu.

y se prueba del zapallo

Puerro

Se coloca en Rosh Hashana 'Carti' o sea puerro por que en hebreo esta palabra se parece a 'icaretú' lo que significa 'destruyan', lo cual Pedimos a nuestros adversarios.

Pedimos: Sea tu voluntad nuestro Dios y Dios de nuestros padres que se destruyan nuestros enemigos y nuestros adversarios y todos los que buscan nuestro mal.

Fonética: Iehí razón milefaneja Ad-Nay elohenu velohé abotenu shistalku oibenu vesonhenu vejol mebakshe raatenu.

No se come el puerro y hay quienes acostumbran a probarlo si esta cocido.

Acelga

El motivo por el cual se coloca acelga en Rosh Hashana, se debe a que en hebreo "silka" se asemeja a la palabra "ístalku" que significa desaparezcan, lo cual Pedimos para nuestros enemigos.

Pedimos: Sea tu voluntad nuestro Dios y Dios de nuestros padres que se escapen nuestros enemigos, nuestros adversarios y todos los que buscan nuestro mal.

Fonética: Iehí razón milefaneja Ad-Nay elohenu velohé abotenu shistalku oibenu vesonhenu vejol mebakshe raatenu.

no se come la acelga y hay quienes acostumbran a probarla si está cocida.

Cabeza de cordero

La cabeza de cordero se eligió para simbolizar que siempre ocupemos puestos importantes en lo que respecta al cumplimiento de la Tora.

Y se utiliza justamente el cordero, para recordar el mérito de nuestros patriarcas Abraham e Itzhak que cuando Dios ordenó a Abraham sacrificar a su hijo no vacilaron y desearon cumplir con la mitzva, pero Dios no lo permitió, ya que sólo fue una prueba, y en lugar de sacrificar a Izhak, ofrecieron un ciervo en holocausto

Pedimos: Sea tu voluntad nuestro Dios y Dios de nuestros padres que seamos primeros y no últimos.

Fonética: Iehí razón milefaneja Ad-Nay elohenu velohé abotenu shenie lerosh velo lesanab. vese sejer le elo shel Itzhak Abinu beno shel Abraham Abinu alav ashalom.

y se prueba de la cabeza de cordero.

domingo, 22 de agosto de 2010

El mes de Elul (XVI). Midrashim sobre la teshuva


Nada puede ser un obstáculo para el penitente. Aún si uno era Rashá (transgredió la Torah) toda su vida, y al final tornó en Teshuva, El Santo Bendito Él lo acoge. (Yerushalmi Pea 6-1)

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Vuelve en Teshuva en tanto poseas fuerzas. Todo el tiempo que la llama esté encendida, puedes añadir aceite; mas si se apagó, el aceite ya no tiene efecto. (Yalcut Shimoni 2)

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El que vuelve en Teshuva, ejerce su influencia en todas partes: en las altas esferas y abajo; se enmienda y enmienda a todo el mundo. (Zohar, Perashá Nasso)
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Así dice Rabí Abahu: El lugar reservado a los penitentes, no es accesible a los justos perfectos, como está dicho: "Paz, paz al que está lejos y al que está cerca" (yeshayá 57-19). En primer lugar, al que está lejos y luego se acercó, y después al que estuvo siempre cerca.
(Berajot 34-B)

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Rabí Akivá dice: Dichoso Israel! Ante quién os purificáis, y quién os purifica? Vuestro D-s que está en los cielos, como está dicho (Ezekiel 36:25): "Yrociaré agua clara sobre vosotros, y seréis limpios de todas vuestras impurezas y de todos vuestros ídolos os limpiaré". (Yoma 85-B)

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Dice Rabí Eliezer: "Torna en Teshuva un día antes de tu muerte". Le preguntaron sus discípulos: "¿Acaso la persona puede saber cual será el día de su muerte?" Les respondió: Justamente al no saber cuando llegará su hora, que torne en Teshuva hoy, no sea que muera mañana; y así toda su vida será penitente. (Shabat 153-B)

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Dice Rabí Yohanán: grande es la penitencia que acerca a la redención, según está dicho: "Y vendrá un redentor a Sión y a los pecadores penitentes de Yaacob, dice el , Eterno".' ¿Que causará la llegada del redentor a Sión? La penitencia de los pecadores de Yaacob. (Yomá 56-B)

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Un lugar de primordial importancia es atribuído a la Teshuva, porque sin ella la humanidad no podría existir. Ésta sería inundada por las olas de la maldad. La Teshuva no solamente tiene la fuerza de rechazar el flujo del mal, sino que puede neutralizarlo y sanear la vida que fuera corrompida por la maldad.

Grande es la Teshuva ya que llega hasta el trono de Su Gloria. Grande es la Teshuva, ya que puede anticipar la redención. Grande es la Teshuva que alarga la vida del hombre. (Yoma 86)

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Como dicen nuestros Sabios, la Teshuva es parte de las siete cosas que D-s estableció antes de la creación del mundo, a saber: La Tora, la Teshuva, el paraíso, el gehena, el trono de gloria, el santuario y el nombre del Mesías. (Pesa'him 54a)

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El Santo Bendito Él dice a Israel: Hijos míos, sólo os pido de vuestra arte la más pequeña apertura hacia la Teshuva; perforad tan solo un orificio de la dimensión del ojo de una aguja, y Yo os abriré pórticos por los cuales pueden pasar grandes vehículos y carrozas. (Shir Hashirim Rabá 5-2)

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Las puertas de la oración están a veces abiertas y a veces cerradas. En cambio las puertas de la Teshuva están siempre abiertas. Como el mar que es siempre accesible, así la Mano de D-s está siempre abierta para recibir a los penitentes. (Devarim Rabá 2-12)

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Aquel que torna en Teshuva es considerado como si hubiese subido a Jerusalem, y hubiese construido el santuario, establecido el altar y ofrecido todos los sacrificios, como está dicho (tehilim 51-19): "Los sacrificios que agradan a D-s son el espíritu quebrantado". (Vayikrá Rabá 7-2)

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Tres cosas tienen el poder de anular las malas sentencias: La oración, la beneficencia y la Teshuva. (Bereshit Rabá 44-15)


http://www.tora.org.ar/

viernes, 20 de agosto de 2010

SHABAT: Regresando de la Sinagoga



Los Angeles de la Paz

Nuestros Sabios del Talmud nos dicen:
Dos ángeles acompañan a cada judío que regresa de la sinagoga en la noche del Shabat: un ángel bueno y un ángel malo. Al entrar a la casa y encontrarse con las velas encendidas, la mesa tendida y que en la casa se observa la belleza y la paz del espíritu del Shabat, el buen ángel dice, "¡Qué sea así también el próximo Shabat! " y el ángel malo a regañadientes dice "¡Amén!" Pero si se encuentran con una casa que no está preparada para el Shabat, faltando todas esas cosas tan hermosas, el ángel malo dice, "¡Que sea así también el próximo Shabat!", y el buen ángel, muy a su pesar, dice "¡Amén!"

Citando esta fuente Talmúdica, el Tur y el Shulján Aruj enfatizan la importancia de los preparativos finales del hogar en honor a la Reina Shabat, es decir, poner la mesa de Shabat.

Como las velas de Shabat deben encenderse a tiempo (no menos que 18-20 minutos) antes de la puesta del sol, la mesa se pone antes de ese horario. Sobre la mesa se coloca un mantel sabático impecable, con dos jalot (panes sabáticos) ubicadas en la cabecera (así como para los demás varones de la familia, y para los invitados, si los hubiese). Las jalot se cubren con un mantelito. Una de la causas por las que se colocan dos panes - llamados léjem mishné, "pan doble", es para recordarnos la doble porción de maná que cayó el viernes, también para Shabat. Por ese mismo motivo las jalot se cubren, porque el maná cayó sobre una capa de rocío y se cubrió de rocío para que se mantuviera fresco, como nos dicen nuestros Sabios. Otra razón por la cual se cubren las jalot es para no "avergonzarlas" cuando se recita el kidush sobre el vino (ya que la bendición por el pan, debido a la importancia de éste, debería pronunciarse antes que la del vino).

Después de colocar las jalot sobre la mesa y cubrirlas con un mantel de Shabat, se disponen las velas que encienden la madre y las hijas, ya vestidas con su ropa de Shabat, así como los hombres visten su ropa de Shabat en honor al Shabat. Después de encender las velas, las mujeres se cubren la cara y recitan la bendición, "...Que nos ha santificado con Sus mandamientos, y nos ha ordenado encender la luminaria del sagrado Shabat".

El motivo de cubrirse la cara al recitar la bendición es el siguiente: En todos los casos, la bendición debe recitarse antes de ejecutar la mitzvá. En este caso, si se dijera la bendición primero, introduciendo con ello el Shabat, el encendido de las velas sería profanar el Shabat. Por lo tanto, se deben encender las velas primero. Al cubrirse la cara no se las ve, mientras se recita la bendición, y mirarlas luego por primera vez como las luces sagradas de Shabat después de haber recitado la bendición equivale a recitar la bendición antes de la mitzvá. Este es también un buen momento para que la madre murmure una plegaria personal a Di-s, que bendiga a su hogar y su familia, su esposo y sus hijos, dándoles buena salud y felicidad, y verdadero ídishe najas (satisfacciones al mejor estilo judío).

También es costumbre que las mujeres y las niñas pongan algo de dinero en una alcancía para tzedaká, antes de la ceremonia de encendido de velas.

Así, cuando el esposo y los niños regresan a casa de la Sinagoga el viernes a la noche, acompañados por los ángeles, encuentran la atmósfera de calidez y alegría del Shabat, y todos los miembros de la familia se saludan entre sí con afecto con un "¡Shabat Shalom! " para deleite de los ángeles que los han acompañado.

En el Zohar se cita la fuente Talmúdica previamente mencionada con detalles adicionales: cuando el judío regresa de la Sinagoga a su casa el viernes a la noche, la Shejiná (Divina Presencia), con un conjunto de ángeles, lo acompañan. Al encontrar las velas encendidas, la mesa puesta, y que el esposo y la esposa se saludan con afecto, la Shejiná declara: "¡Este es Mi hogar - "Israel", del que Me enorgullezco. De no hallar este ambiente, la Shejiná se va y los ángeles se van con ella. El Iéitzer hará (la Inclinación al Mal) y sus huestes malvadas toman su lugar, y el Ieitzer declara: "¡Este es mi hogar; esta gente me pertenece!" y un espíritu de tumá (impureza) se acomoda.

La nota clave del Shabat -como hemos podido observar- es paz y armonía, alegría y santidad.

El Tikunéi Zohar, señala además, que si una persona mantiene una diferencia o está peleado con su esposa, o con otra persona, durante la semana, debe asegurarse de arreglar el asunto antes de Shabat, para que esté en paz con todos cuando llega el Shabat. Y si ha estado en paz con todos durante la semana, deben demostrarse más buena voluntad y más amor entre sí, reflejando la paz y la armonía que reina en lo Alto en este día sagrado.

Bendiciendo a los Hijos

En muchos hogares es costumbre que el padre bendiga a los hijos el viernes a la noche, ya que es un momento muy propicio, como se ha explicado previamente, y tanto el que bendice como el bendecido están en un nivel espiritual más alto. Según algunas autoridades también hay otra explicación adicional a esta costumbre. Ocurre a veces que durante la semana el padre ha debido usar la "vara" para disciplinar al niño, cuando la mala conducta del niño requirió una zurra o una palabra dura. Por lo tanto, es éste el momento de reencauzar su amor mutuo mediante una bendición paternal, a la que también los ángeles dirán "Amén".

La manera en que un padre bendice a sus hijos es la misma en que nuestro padre Iaacov bendijo a sus nietos Efráim y Menashé. Se recordará que puso sus manos sobre sus cabezas y los bendijo,
diciendo: "Con ustedes bendecirá Israel (a sus hijos), diciendo: "Que Di-s te haga como Efráim y Menashé. De la misma manera, el padre coloca sus manos sobre la cabeza de su hijo y lo bendice, diciendo: "Que Di-s te haga como Efráim y Menashé".

Al bendecir a una hija, dice "Que Di-s te haga como Sará, Rivká, Rajel y Leá". Luego, en ambos casos, recita la triple bendición sacerdotal, "Di-s te bendiga y te cuide; haga Di-s resplandecer Su rostro sobre ti y te muestre gracia; vuelva Di-s Su rostro hacia ti, y te conceda paz" .

El motivo por el cual se bendice a los niños judíos para que sean como Efráim y Menasbé es que ellos eran realmente niños modelo, de quienes su padre Iosef y su abuelo Iaacov se enorgullecían justificadamente, seguros de que iban a continuar con la gran tradición y herencia del pueblo judío. Además, merecían el mayor reconocimiento, ya que aunque habían nacido y se habían criado en Egipto eran niños judíos maravillosos.

En cuanto a las niñas, no podría haber mejor modelo para ellas que las madres de nuestro pueblo, Sará, Rivká, Rajel y Leá.

Y para padres y abuelos judíos no hay mayor alegría que la de ver a sus hijos y nietos, niños y niñas, creciendo en las sendas de la Torá, estudiando la Torá y haciendo mitzvot y, en su debido momento, ver que ellos educan a sus propios hijos de la misma manera. Este es el verdadero Idishe najas.

Shalom Aleíjem

El himno Shalom Aleijem consiste de cuatro estrofas, cada una de las cuales se repite tres veces. Dice:

La paz sea con vosotros, ángeles servidores, mensajeros del Altísimo, del Supremo Rey de reyes, el Santo, bendito sea.

Que vuestra venida sea en paz, ángeles de la paz, mensajeros del Altísimo, del Supremo rey de Reyes, el Santo, bendito sea.

Bendecidme con paz, ángeles de la paz, mensajeros del Altísimo, del Supremo Rey de reyes, el Santo, bendito sea.

Que vuestra partida sea en paz, ángeles de la paz, mensajeros del Altísimo, del Supremo Rey de reyes, el Santo, bendito sea.

Este hermoso himno, recitado o cantado al regresar de la Sinagoga el viernes a la noche, fue compuesto por un poeta desconocido, muy probablemente un cabalista santo, hace varios cientos de años. No aparece en el texto de los Sidurím de antaño ni en el Sidur de los judíos yemenitas. Sin embargo, este himno se ha vuelto parte de la tradición judía, tanto de los judíos Ashkenazíes como de los Sefaradíes.

El último verso "Que vuestra partida sea en paz...... parece algo extraño. ¿Por qué le hemos de decir a los ángeles que se vayan? Una probable explicación es que como estamos por sentarnos a comer la primera comida de Shabat, y no podemos invitar a los ángeles a que se unan a nosotros, porque los ángeles no comen, los despedimos amablemente y con honor.

Después del himno es costumbre recitar dos versículos apropiados del Tehilím:

Pues El encomendará a Sus ángeles en tu beneficio, para cuidarte en todas tus sendas.
Di-s cuidará tu ida y tu venida desde ahora y para siempre .


Eshet Jáil

A continuación se recita el hermoso himno, Eshet Jáil (una mujer virtuosa). Este himno alfabético (cada verso comienza con una letra del alef-beit, de alef a tav) es la finalización del Libro de Proverbios compuesto por el Rey Salomón. Aquí sólo citaremos los primeros dos y los últimos dos versículos:

¿Quién puede encontrar una mujer virtuosa? Su valor excede en mucho al de las joyas. En ella confía el corazón de su marido, no le ha de faltar beneficio... El encanto es engaño y la belleza no vale nada; una mujer temerosa de Di-s es la que debe ser alabada. Elogiadla por sus logros y que sus obras la alaben en los portales.

Es un gran tributo a la esposa y madre judía. Enumera sus numerosas virtudes; ella hace el bien y nunca el mal, todos los días de su vida; ella cuida de su hogar, su esposo y sus hijos; ella es bondadosa con el pobre y el menesteroso; ella habla con sabiduría y bondad y, por sobre todo, su mayor virtud es que es una mujer temerosa de Di-s.

Sin embargo, en un sentido más profundo, dicen nuestros Sabios, Eshet Jáil es la Torá misma, con quien está "casado" el pueblo judío. La Torá es la "esposa"; el pueblo judío - el "esposo". El judío confía en la Torá y la Torá cuida al judío. La Torá no puede ser estimada en términos de oro y plata y piedras preciosas. Es toda virtud y bondad ("Torat-Jesed"), y el origen de todas las bendiciones.

Otra interpretación alegórico considera que Eshet Jáil es una alusión al pueblo judío, en quien "confía el corazón de su esposo (HaShem)"; y así sucesivamente en este sentido.

(Selección extraída del libro "Mi Plegaria II", por Nissan Mindel, ©Editorial Kehot Lubavitch Sudamericana)


jueves, 19 de agosto de 2010

El mes de Elul (XV). MES DEL DESPERTAR ESPIRITUAL


Nuestra vida se desenvuelve en una era de progreso tecnológico incesante, con grandes adelantos en los campos de la ciencia y la tecnica, pero no nos es dado comprobar que se operen transformaciones simultáneas en los valores éticos, en la misma progresión ascendente.

Relatan los textos homiléticos que en la época de Noé, inmediatamente posterior al diluvio universal, estaban los constructores de la torre de Babel tan enfrascados en su trabajo y era tan grande su afán por "tocar el cielo con las manos", que cuando se rompía un ladrillo se sentaban a llorar por la pérdida; en cambio cuando un hombre sufría algún accidente, nadie su inmutaba por ello.

Algo análogo sucede en nuestros días. Se protege con todo celo cada ladrillo de la técnica, pero no se da importancia a la caída del hombre. En la antigua civilización egipcia, el río Nilo era un dios para los habitantes de sus márgenes, ya que las aguas del curso fluvial irrigaban las tierras egipcias y les proporcionaban buenas cosechas. En consecuencia, el Nilo constituía la fuente vital de supervivencia para los egipcios, y lo consideraban un dios de quien dependían sus vidas. Por eso el egipcio miraba siempre hacia el río, hacia abajo, para ver si sus aguas crecían o bajaban.

Muy por el contrario, en Israel la feracidad del suelo depende de las lluvias. Por eso el campesino israelita tenía que dirigir su vista al cielo para ver si anunciaba lluvia, de lo cual dependía el buen éxito o la pérdida de a cosecha. En eso se manifiesta claramente la diferencia entre la cultura judía y las demás civilizaciones del mundo: en la orientación de los sentimientos religiosos, que trasuntan el pensamiento y el espíritu de las personas.

Por idéntica razón surgió en el desierto el becerro de oro; cuando los libertos judíos decidieron hacer un ídolo, fundieron sus joyas y adornos de oro, y apareció por sí mismo un becerro que también mantiene la vista clavada en el suelo, de donde obtiene su alimento. Cuando comienza el mes de Elul, trayendo consigo el anuncio de los Días Solemnes, elevamos nuevamente la vista hacia arriba, hacia las alturas, emprendiendo la difícil tarea de la purificación espiritual para comenzar el nuevo año.

Según las Sagradas Escrituras, existen tres clases de santidades: La santidad de la tierra (Eretz Israel); la santidad del tiempo y la santidad del ser humano. La topografía del planeta no es uniforme: existen prominencias y depresiones, llanuras y montanas. Lo mismo sucede con el tiempo: no son todos los días iguales entre sí, puesto que hay días hábiles y feriados, sábados y festividades. No en vano el Creador "trabajó" durante seis días para crear el mundo, y en el séptimo día descansó. Por eso el séptimo día de la semana fue santificado como de descanso obligatorio, y en las bendiciones de las fiestas decimos: "Mekadesch Israel ve-haz'manim" (Santifica a Israel y a las festividades).

Elul es algo así como la primera estación en el tiempo, destinado al despertar espiritual, a la purificación del alma humana y a la elevación del individuo. Un pensador moderno afirmó que en el mes de Elul comienza el proceso espiritual que culmina con Rosh Hashaná y lom Kipur. Durante todo el año estamos atareados con nuestros propios asuntos, como si corriésemos una carrera automovilística; en Elul empezamos a disminuir la velocidad de nuestras máquinas, para poder detenerlas completamente llegado el momento. Si se frenara brusca e imprevistamente en mitad de una carrera vertiginosa, cualquier automóvil volcaría sin remedio. Por eso es imprescindible comenzar a disminuir la velocidad un tramo antes del sitio elegido para detenerse. Lo mismo ocurre con el ser humano: Si pretendiera frenar repentinamente su tren de vida al llegar Rosh Hashaná, no soportaría el violento cambio anímico y su espíritu se desequilibraría. Por eso comienza a aminorar la marcha con un mes de anticipación, y puede detenerse sin contratiempos en el lugar exacto: en los Días Solemnes del mes de Tishré. Ese es su punto terminal en el proceso de catarsis espiritual, que incluye las dos fases principales: el examen de conciencia y la contrición.

Este último acto - la contrición - comienza precisamente a principios de Elul, según consta en Deuteronomio, IV-30 y XXX-2: "Tornarás hasta el Eterno, tu Dios, y oirás Su voz". Al respecto comentó un exégeta, que es particularmente importante el hecho de que se subraye "tu Dios" , en lugar de decir "tornarás hasta Dios". Esto significa que hay que volver la vista y el pensamiento hacia el Dios interior que cada uno lleva en su corazón. Agrega el mismo comentarista que nuestros mandamientos son distintos que los de otros pueblos. Las leyes civiles, penales, comerciales, criminales y militares de todos los países, castigan los actos delictivos de las personas y nada más. El individuo sólo es responsable de sus actos frente a la ley, pero no de sus manifestaciones verbales; en los regímenes totalitarios también puede declaraciones inconvenientes, pero de ningún modo se pueden tomar medidas contra él por sus ideas o sentimientos, mientras no los públicamente. - ¿Cómo podría imponerse en una legislación corriente el mandato: "Tornarás hasta el Eterno, tu Dios? - ¿Cómo podría ordenarse a una persona: "Amaras al Eterno, tu Dios, con todo tu corazón, y con toda tu alma y con todo tu haber" (Deuteronomio, VI-5)? ¿Acaso se puede imponer rígidamente una conducta determinada en el sentir y en el pensar?

En esta emergencia acude en nuestra ayuda el Talmud, aclarando que el versículo citado en ultimo termino se refiere a la contribución personal de cada uno, para que el Nombre divino sea amado. -¿Cómo se puede lograr ese fin sublime? Mediante la práctica de las buenas costumbres, la probidad y la virtud. El Talmud dice; "Que el hombre lea y estudie, que sirva a los discípulos de maestros, que alterne plácidamente con sus semejantes, que trafique en el mercado honradamente, que maneje sus negocios de buena fe, etc." Así se conseguirá hacer amar el Nombre del Todopoderoso. Es cierto que no se pueden imponer restricciones o directivas al pensamiento ni a las pasiones, pero sí se puede encaminar al hombre por el camino de las buenas acciones; y como "la costumbre se hace hábito", la práctica de los preceptos de virtud y urbanidad conducirá a la contrición. Tal es la intención del mandato: "Tornarás hasta el Eterno, tu Dios". La finalidad es retornar al cumplimiento de los preceptos de rectitud, integridad y hombría de bien que nos ordenó el Altísimo.

El valor práctico de los preceptos del judaísmo, es la superación ininterrumpida del individuo en la faz humana, que es mucho más importante que la faz intelectual. Se procura orientar los sentimientos en determinada dirección, aunque esto parezca arbitrario, porque el judaísmo no es una religión de sentimientos sino de principios, y los sentimientos deben educarse y refinarse en función de los principios - que son absolutos. Es solo una cuestión de aprendizaje.

Un judío piadoso dijo en cierta ocasión que la exhortación: "Oye Israel, el Eterno nuestro Dios, el Eterno es Uno. Y amarás al Eterno, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con todo tu haber" (Deuteronomio, VI-4/5), no es realmente un mandamiento ni una orden, sino un consejo amistoso. "Oye!" dice la Tora; oye y entiende cómo evoluciona y se comporta el cosmos, y llegarás por ti mismo a la suprema conclusión de que Dios es Uno; y lo amarás con todo tu ser, cumplirás Sus preceptos y obrarás según Su voluntad.

De modo que estamos frente a un problema de mero acostumbramiento; todo consiste en hacer frenar paulatinamente y con suavidad el tren de nuestra vida, hasta alcanzar la meta deseada - la purificación espiritual -donde nos estacionaremos.

Se cuenta de un cantor litúrgico, que en vísperas de los Días Solemnes, le anunció al rabino de su congregación que repasaría el Ritual de Oraciones, el "majzor"; a lo cual el rabino le respondió: "Mejor haría usted en efectuar un repaso de sí mismo, porque el "majzor" ya está repasado hace mucho..."

Por todo esto, cuando comienza el mes de Elul, que es el mes del despertar espiritual, estamos llamados a ennoblecer nuestros corazones, a hacernos mejores y más buenos, examinando nuestros actos - nuestro "majzor" - el libro de nuestra vida.

Para orientar los sentimientos, para dirigir las pasiones por medio de los preceptos, buenas acciones y hábitos que nos dicta el judaísmo, debemos hacer uso prudente del libre albedrío de que gozamos, sin abusar del mismo. Así, imponiendo las debidas restricciones al libre albedrío, "tornaremos hasta el Eterno, nuestro Dios, y oiremos su voz".

Entre las muchas anécdotas risueñas que se cuentan del popular bromista Hershele Ostropolier, figura la siguiente: Oyendo cierta vez al rabino de su aldea llorar amargamente mientras decía: "El hombre proviene de la tierra y su fin es la tierra", el alegre personaje le dijo: ¿De qué se lamenta usted tanto? Si bien es cierto que el hombre proviene de la tierra y que cuando muere vuelve a ella, entre el nacimiento y la muerte hay un lapso suficiente como para servir al Altísimo cumpliendo preceptos, haciendo méritos y disfrutando de la vida.- ¿Para qué, entonces, amargarse tanto? También se dice - según las Escrituras , que cuando los judíos practican la contrición el Todopoderoso en persona se envuelve en un manto ritual y ruega por su pueblo; Dios mismo se convierte en emisario del pueblo de Israel e intercede por su bienestar y buenaventura. El poder de la contrición es tan grande, que puede hacer maravillas; por las rendijas más pequeñas pueden atravesar las cosas más extraordinarias. Dice el Eterno: Abridme una puerta minúscula como una cabeza de alfiler, y yo abriré para vosotros portones como para que pasen los más grandes vehículos. Algo parecido ocurre con el "shofar": cuando se sopla por el cuerno del lado más estrecho, se escuchan los sonidos por el extremo amplio.

El sentido del despertar espiritual, que se produce en el mes de Elul, es abrir aunque sólo fuere en mínima medida (aumentará con el tiempo) los corazones de los hijos de Israel, insuflar el aliento por el lado angosto del alma humana, con lo cual la vos saldrá por el lado opuesto y se ensanchará, llegando hasta las máximas alturas.

http://www.judaismohoy.com/

martes, 17 de agosto de 2010

Parashá Ki Tetze - (Salieres). 11 Elul 5770 (21 de Agosto 2010). Visiones


Oficina de objetos perdidos...
"De devolver devolverás a tu hermano..." (Devarim 22.1)

Entre los preceptos que contiene esta sección de la Torá, nos encontramos con la obligación de devolver aquellos objetos que se encuentran perdidos, previa investigación sobre sus dueños. Nuestra parashá es un capítulo más en el discurso de Moshé a la nación, antes de su fallecimiento. Todos los preceptos con que nos topamos son concretos y prácticos. Tratan en su gran mayoría de situaciones, al menos aparentemente, "nimias" que surgen en el proceso de la vida; acciones pequeñas que simplemente ocultan ciertos sentimientos y requieren un desarrollo también no necesariamente profundo.

A simple vista esta sección de la Torá contiene pasajes que no abundan en filosofías, sino que preferentemente en la cualidad de la vida, instrucciones sociales para una generación que construirá la nación hebrea dentro de límites territoriales, por lo tanto son normas concretas que de uno u otro modo se conectan con las reglas de la guerra aprendidas en la parashá precedente, por ejemplo: leyes sobre la herencia, cómo actuar frente a un hijo rebelde, cómo honrar al ser humano muerto, la honradez en las pesas y medidas, etc. Dentro de estos preceptos resalta por su simpleza la obligación de devolver los objetos perdidos como ya indicamos, idea general que contiene muchos detalles y conforma elementos espirituales y sociales en el hombre.

Los siguientes versículos fijan el marco dentro del cual se encuentra el precepto de devolver los objetos perdidos:

"No verás la burro de tu hermano.... y te desentenderás de él, de devolver lo devolverás a tu hermano. Si tu hermano no está cerca tuyo... llevarás (la pérdida) a tu casa ... hasta que tu hermano te la pidiera, y entonces se la devolverás" (Devarim 22.1-3).

Incluso una persona que jamás tomó nada que le perteneciera a su prójimo, nunca se llevó como recuerdo un cenicero de algún hotel, verá como algo permitido sin duda levantar algún objeto caído que de seguro se le perdió a alguien en la calle. No es una situación común que sea devuelto a sus dueños y no se deduce de suyo que alguien se esforzará en buscar al dueño, incluso que la pérdida tenga algunas mínimas señales que permitan una identificación, aunque sea también mínima".

Los hechos por si mismos se presentan como un grupo de posibles motivos para no devolver la pérdida, el dueño del objeto perdido no es conocido por el hombre, por lo tanto todo sentimiento con respecto a la propiedad del prójimo se derrumba de pronto. Es por lo tanto muy directo pensar que si alguien encuentra un reloj perteneciente a un pariente, a un amigo o conocido, lo devolverá sin retraso; pero la pérdida perteneciente a un extraño, a una persona completamente anónima... Por o tanto, hay que poner atención al estilo personal y educativo de estos pasajes, que directamente se dirigen a los sentimientos de hermandad (la palabra "tu hermano" es mencionada cinco veces), y esto para aludir y enseñar que debemos abrir dentro nuestro un sentido de hermandad que nos incluya a todos, algo como "todo Israel son hermanos", porque así no podrás desentenderte de la pérdida de tu hermano, ya que ahora esta pérdida pasa a tener para la persona que la encontró un cierto valor de cercanía con su dueño.

Sin embargo, la obligación de devolver las pérdidas es bastante más amplia de lo que se entiende desde un perspectiva superficial, las palabras repetidas en este pasaje, y el estilo redundante en algunos casos mantiene oculto dentro de estos mismos términos la conducta a seguirse en la práctica.

En el primer versículo se declara: "de devolver devolverás", esta repetición de términos responde al siguiente estudio: "De devolver devolverás, si devolviste un animal perdido y se escapó, deberás devolverlo una segunda vez – así incluso cuatro o cinco veces..." (Midrash Sifrí 46).

Aprendemos de esta fuente que no es suficiente conformarse con una devolución realizada una sola vez, sino que debemos realizar esto todas las veces que sea necesario. Por ejemplo, una vaca que se escapó y fue encontrada y devuelta, si nuevamente se escapa del establo de su dueño, estamos obligados a devolverla si la encontramos, del mismo modo que si fuese la primera vez. Incluso que esta obligación se contradiga con una cierta idea peregrina que tenemos en nuestro corazón: "¡Qué la cuide el dueño mucho mejor!, ¿Acaso, yo le debo algo?". Este precepto por lo tanto enseña, que ciertamente yo le debo algo a mi prójimo y en cierta medida recae una responsabilidad sobre todos los hombres en lo referente a la propiedad de lo otros.

Es importante aclarar, que no nos referimos a un pedido altruista que no corresponde a la realidad, así vemos que no hay obligación de devolver la pérdida, cuando a partir de esta acción se va a producir algún daño en la persona misma que encontró una pérdida. Así no está obligada la persona a interrumpir su trabajo diario para ocuparse en la pérdida del otro. Quien profundice en el Talmud en los lugares donde se trata el tema, distinguirá un sistema completo de límites, cuyas definiciones estarán siempre referidas a las circunstancias en las cuales alguien se puede desentender de una pérdida y preferir la propiedad particular sobre la del otro o viceversa.

Así también encontramos la siguiente deducción, en un pasaje del tema están simplemente demás dos palabras: "y entonces se la devolverás", hubiese sido suficiente y decir: "hasta que tu hermano te la pidiera", y ciertamente hubiera sabido que recae sobre mi la obligación de la devolución. Por ende los maestros estudiaron de esto la siguiente normativa: "Debe realizarse una devolución real, o sea que no coma (el toro perdido) en tu propiedad según su precio y te empobrezcas por él. Por este motivo han dicho: toda pérdida que produzca frutos, pueden aprovecharse estos frutos para mantener a la pérdida, y si no produce que se venda" (Rashí al pasaje). Es claro, no obstante, que el toro perdido, en el ejemplo proporcionado, no comerá de la propiedad del que lo encontró; por otro lado, no corresponde que siendo que alimentó al animal perdido, en el momento de devolverlo no le presente al dueño una cuenta con los gastos. De o ser así nadie cuidaría pérdidas de este tipo. En los Midrashim, los sabios traen varios ejemplos de la efectividad en la práctica del cumplimiento de este precepto, especialmente por aquellos que eran muy fieles a la normativa de la halajá. Así este relato lo demuestra:

"Ocurrió con Rabí Pinjás Ben Yair, que vivía en una ciudad del sur, y fueron unas personas a buscar trabajo allí. Estas personas tenían en su poder dos medidas de cebada y las depositaron donde él, y las olvidaron y luego se fueron. Rabí Pinjás Ben Yair tomó estas semillas y las plantaba cada año, y luego con la cosecha llenó unos silos. Después de siete años fueron aquellas personas a buscar la cebada e inmediatamente los reconoció Rabí Pinjás Ben Yair y les dijo: Vengan y tomen sus depósitos" (Devarim Rabá 3.3)

He aquí, las medidas de cebada habían fructificado, en estos casos el precepto es práctico y concreto, pero además crea en el corazón del hombre un sentimiento de responsabilidad que forma el marco verdadero del pensamiento judío; ya que la preocupación por la propiedad del otro es un punto básico en las relaciones sociales dentro del pueblo. Esta situación va creando nuevas perspectivas y una sensibilidad especial para poder formar una sociedad con valores espirituales.

Si bien el precepto cubre una situación social como hemos señalado, en la cual cada persona se considera nuestra familia, y por lo tanto ya no es la pérdida de un ser anónimo, sino de un "pariente", es decir de alguien a quienes los lazos afectivos no nos permitirán desentendernos de su propiedad. Estos conceptos ideales son parte de las finalidades de los preceptos, pues a través de estos mismos preceptos se va adquiriendo una personalidad diferente.

lunes, 16 de agosto de 2010

Elul: Recuperar la intimidad con D-os


Existe un proceso, [una construcción espiritual] desde el momento del Éxodo hasta el intercambio de votos entre D-os e Israel al pie del Monte Sinaí. Al D-os pronunciar los Diez Mandamientos, Israel acepto y dijo Naasé veNishmá, "Haremos y escucharemos".

La unión apasionada con D-os iba a tener lugar 40 días después. El 17 de Tamuz, cuando Moisés bajo las Tablas de la Ley; empero, cuando encontró a Israel venerando al becerro de oro, enfadado las hizo trizas y la unión se perdió.

"¡La novia debería avergonzarse por haber sido infiel bajo el mismo dosel nupcial!", comentaron los sabios. Los votos que intercambiaron Israel y Dios habían sido vulnerados. No es de sorprender que el periodo de tres semanas desde el 17 de Tamuz hasta el 9 de Av se convirtiera a la larga en un tiempo de duelo, por Jerusalén, el Templo, el exilio y las tribulaciones de Israel.

Para enmendar el daño ocasionado, Israel debió aceptar nuevamente el yugo del Cielo sobre sí. Moisés ascendió al Monte Sinaí por segunda vez, permaneciendo ahí 40 días, desde el 18 de Tamuz hasta el fin de Av, implorando misericordia. Al finalizar este plazo, D-os accedió aceptar nuevamente a Israel. La vulneración de los votos había sido rectificada.

Inmediatamente después, el primero de Elul, Moisés ascendió de nueva cuenta al Monte Sinaí por 40 días, en anticipación para recibir las Segundas Tablas, que servirían para sellar otra vez la unión. Durante este tercer ascenso, Moisés iba también a reafirmar la subyugación total del pueblo al Creador. Esto constituyó el nivel máximo de arrepentimiento, que apuntaba a forjar el lazo más estrecho.

La diferencia fundamental entre los aspectos verbales y escritos de la unión es que tan sólo después de que el intercambio de votos en el Sinaí fue ratificado por el Pacto de las Tablas, es que pudimos tener una relación de apego apasionado con D-os.

En Iom Kipur, después del tercer ascenso de Moisés, D-os entregó las segundas Tablas a Israel. El mensaje de D-os a Israel: "De entre todos los pueblos de la tierra, tan sólo a ti conocí", cobra efecto exclusivamente en este segundo nivel. La expresión hebrea que se utiliza es yadati, que proviene de da-at, el intimo conocimiento que el amor ofrece. En ese instante se selló la relación intima que D-os e Israel siempre compartirían.

Y con todo, algo perdimos. No pueden comparase las Segundas Tablas con las primeras, pues estas habían sido talladas y grabadas por D-os Mismo, en tanto que las segundas tablas fueron talladas por Moisés y grabadas por D-os, denotando que la unión producida en Iom Kipur no gozaba del mismo nivel de intimidad que la que se podría haber logrado el 17 de Tamuz.

Las Primeras Tablas habrían entregado a Israel la Luz Infinita de la Creación y, de no haber sido rotas, el Talmud dice que ninguna nación podría haber podido dominar a Israel. No se habría producido el exilio y ya habríamos ingresado a la era mesiánica.


Sin embargo, algo pudimos rescatar de esa perdida. D-os nos entregó las primeras Tablas aunque no las hayamos recibido. Las Primeras Tablas se encuentran en este mundo; no tenemos acceso directo a ellas, pero, mediante el estudio intenso de la Torá a veces se nos revelan destellos de luz. Sólo con la llegada de la era mesiánica, podremos recobrar acceso pleno a las Tablas originales y tener una intimidad total con el Todopoderoso.

En nuestros tiempos, los 40 días que abarcan desde el inicio de Elul hasta Iom Kipur sigue siendo un tiempo en el que D-os está particularmente cercano y accesible. D-os aguarda que purifiquemos las Tablas de nuestro corazón y retornemos a Él hasta que alcancemos la embriagadora emoción a la que alude la expresión "tan sólo a ti conocí".

El mes "mágico" de Elul y los Diez días de Teshuvá (arrepentimiento/ retorno) entre Rosh HaShaná y Iom Kipur estan impregnados con una atmósfera que nos facilita sentir un sobrecogedor anhelo por apegarnos a D-os. Nos cargamos de energía para corregir el pasado y cumplir con el mensaje de Elul: "Yo soy de mi amado y Él me añora". El servicio al cual aspiramos en Elul está aludido en las letras hebreas de la palabra Elul, un acrónimo de Aní leDodi ve Dodi li, "Yo soy de mi Amado y mi Amado es mío".

(Extraído y adaptado de "Living the Kabalá" , escrito por Simcha Benyosef)

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domingo, 15 de agosto de 2010

De Elul hasta Iom Kipur


Nuestros sabios cuentan que una de las causas que ocasionó la destrucción de nuestro Beit Hamikdash - Templo de Jerusalem- fue que los judíos se comportasen de acuerdo a la Torá.

A simple vista estas palabras suenan extraño. ¿Qué más espera el Creador, de Su pueblo elegido, que el comportamiento de acuerdo con Sus enseñanzas?

Sin embargo, a la luz del Midrash, las palabras de nuestros Sabios adquieren el verdadero matiz que éstos quisieron darles. El Midrash nos cuenta que cuando Di-s Se dispuso a crear al hombre, pidió el consejo de Sus servidores.

Llamó a la Torá y le dijo:
-Crearé un hombre. Pero si éste pecara contra Mi ¿qué he de hacer?
A lo que la Torá respondió:
-Que traiga una ofrenda de expiación y su falta le será perdonada.
Preguntaron a su vez a Di-s:
-¿Si el hombre pecara, qué será de él?
Y Di-s respondió:
-Que se arrepienta y retorne a Mi, ofrezca un sacrificio de expiación y será perdonado.

De este modo las palabras de nuestros sabios se tornan comprensibles. Los judíos fueron desterrados de su tierra tras la trágica destrucción del Beit Hamikdash, como castigo por observar tan sólo el consejo de la Torá. Ofrendaban el sacrificio expiatorio sobre el altar, pero carecían del sincero arrepentimiento.

Tras el mes de Av, mes en el que año tras año recordarnos dicha terrible época con la finalidad de derivar de su conmemoración las conclusiones correctas, le sigue a continuación el mes de Elul con su propio mensaje. El mensaje de Teshuvá -el retorno hacia el Creador- adquiere, en este mes, un carácter especial. Como muestra de Su amor hacia Su pueblo, Di-s, en Su magnífica bondad, Se autoimpuso aceptar la Teshuvá del judío, en cualquier oportunidad en que éste decidiera abandonar la senda del pecado. Y a pesar de que la Teshuvá es oportuna en cualquier ocasión del año, los dias del mes de Elul, los últimos del año, se hacen más propicios a tal efecto.

Rabi Shneur Zalman de Liadí -fundador del movimiento Jabad Lubavitch- da un ejemplo muy esclarecedor al respecto, en su libro Likutei Torá. Todo el año, aquél que desea ser recibido en una audiencia especial con el rey, debe primero pasar por guardias, secretarios, jefes de cámara, consejeros, en fin, toda la maquinaria burocrática que reglamenta la conducta dentro del palacio real. Cada una de estas personas deberá entender la causa del especial pedido de audiencia, y autorizarla como causa válida, dificultándose a cada paso la posibilidad de llegar a la ansiada audiencia real. Sin embargo, el rey, en su afán de hacer el bien para con su querido pueblo, no se contenta con el período establecido para las audiencias, sino que, en una época del año, sale de su palacio hacia el campo y se encuentra cara a cara con sus súbditos, recibiéndolos con beneplácito y sonrisas, atendiendo sus pedidos, concediéndolos. Del mismo modo -dice Rabí Shneur Zalman- eligió Di-s al mes de Elul, a pesar de que la Teshuvá es aceptada todo el año, como mes dedicado especialmente a este fin. Durante el mismo, el acceso a los Portones Celestiales se facilita, dándole a cada judío la posibilidad de ingresar por ellos.

¿Por qué precisamente el mes de Elul fue elegido para esta "época de gracia"?

Cuando el pueblo judío se encontraba en el desierto, cincuenta días después de la salida de Egipto, el 6 de Siván, Di-s Se reveló ante ellos, dándoles su Torá. Al día siguiente, Moshé ascendió al Monte Sinaí por un período de cuarenta días. Los judíos erraron el cálculo de estos cuarenta días y pecaron con el "Becerro de Oro" pensando que Moshé no retornaría. Cuando Moshé descendió del Monte Sinaí, el 17 de Tamuz, encontró a su pueblo sumido en la más aberrante idolatría. La espiritualidad de las Tablas de la Ley, su Divina Escritura, chocó contra tamaña demostración idólatra y éstas cayeron de manos de Moshé, rompiéndose. Después de que Di-s diera Su consentimiento a entregar unas segundas Tablas, Moshé ascendió nuevamente al Monte Sinaí, por cuarenta días. Era el primer día del mes de Elul. Para evitar que el pueblo incurriera nuevamente en su error anterior, Moshé ordenó que se hiciera sonar el Shofar todos los días, hasta su regreso. Cuarenta días después, el 10 de Tishrei -Iom Kipur-, Moshé descendió del Monte portando las nuevas Tablas y la noticia de que sus ruegos habían sido aceptados por el Creador, Quien le dijo: Salajti kidvareja -"Perdoné, de acuerdo a tus palabras"- (Números 14:20).

Desde ese momento, quedaron fijados estos días como días de retorno. Días en que cada judío pide perdón al Creador por las faltas y transgresiones que ha cometido durante el año entero y es aceptado plenamente.

El clímax de este ambiente de "perdón" se alcanza el 10 de Tishrei, Iom Kipur, el día en que Di-s había perdonado a nuestros antepasados.

Rosh Hashaná, el 1 de Tishrei, es el día en que Di-s juzga a todos los miembros de la Creación, especialmente al hombre. En ese día establece si va a ser rico o pobre, sano o enfermo, si va a vivir o no, qué será de él en este año nuevo que se inicia. Y por ello es que el momento propicio para el retorno-enmienda de toda falta son los días que anteceden al juicio, el mes de Elul. Durante estos treinta días, el judío habrá de examinar sus obras del año que culmina. Hará un balance minucioso de su conducta para ver si es acorde a la Voluntad Divina expresada en la Torá. Ha de tomar en cuenta hasta el más mínimo detalle, tal como lo haría cualquiera que debe comparecer ante un juzgado terrenal y pretende salir victorioso en su juicio. Y frente al Juicio Celestial no hay cosas ocultas. De ahí la imperiosa necesidad de enmendar hasta los más ínfimos detalles, que no pasan desapercibidos ante el Rey de los reyes.

Nuestros sabios nos explican de qué modo debe hacerse esa preparación para que resulte efectiva, garantizándonos un año de abundancia y paz, física y espiritual.

Ello se logra a través de Teshuvá, Tefilá y Tzedaká. Teshuvá es el "retorno" a Di-s. Implica el abandono del mal camino y la firme resolución de adaptarse a Sus leyes, expresadas en la Torá. "Tefilá" es la unión con Di-s lograda a través de la plegaria. "Tzedaká" es la caridad, la hermandad y el amor entre judíos.

A través de estos tres pilares, el judío que retorna al Creador e impone sobre sí una conducta de acuerdo a Sus deseos, "despierta" en el Creador un sentimiento de acercamiento recíproco, es aceptado, y logra que los ruegos de su corazón se conviertan en realidad.

Es costumbre, por lo tanto, que todas las mañanas, en la Sinagoga, se haga sonar el Shofar durante estos treinta días del mes de Elul, para anunciar que el Rey está próximo, dispuesto a conceder los pedidos de quienes tan sólo se Le acerquen con sinceridad, y que debemos despertar ante los días del juicio que se acercan para estar bien preparados.

Ojalá que los días del juicio no nos tomen desprevenidos...

(selección extraída del libro "Elul, Rosh Hashaná, Iom Kipur © Kehot Lubavitch Sudamericana)

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viernes, 13 de agosto de 2010

El Significado de las Selijot


En los días anteriores a Rosh Hashaná, así como en los Diez Días de Teshuvá y en Iom Kipur, todos los judíos alrededor del mundo recitan las “selijot”. Las selijot son un conjunto especial de rezos y súplicas de perdón, y la importancia de su recitado aparece en el Midrash (Tana Debe Eliahu Zutá, c. 23):

"El rey David sabía que en el futuro el Sagrado Templo sería destruido y las ofrendas dejarían de ser ofrecidas a causa de los pecados del pueblo judío. El rey David estaba preocupado por no saber cómo los judíos obtendrían la expiación por sus pecados. D'os le dijo al rey David: Cuando el pueblo judío soporte penurias como consecuencia de sus pecados, que reciten ante Mí las selijot (cuya parte esencial son los 13 atributos de misericordia) y Yo les contestaré".

Las selijot son como una introducción necesaria en un proceso de teshuvá (arrepentimiento) que se va haciendo cada vez más intenso. La palabra “selijá” significa perdón. Por cuanto que no hemos explotado al máximo nuestro potencial el año pasado, necesitamos pedirle a D'os que vea nuestros defectos previos, mientras que nos dedicamos a hacer el máximo esfuerzo el año entrante. Los Sabios compusieron las selijot para encaminarnos por el camino correcto que nos llevará a pedir perdón y a hacer teshuvá.

Los 13 Atributos de Misericordia

El rezo de las selijot está basado principalmente en los "13 atributos de misericordia", y es por eso que en las selijot los 13 atributos son repetidos varias veces en voz alta. Pero, ¿qué son estos 13 atributos y de dónde aprendemos que existen?

Después del pecado del becerro de oro, D'os habló a Moshé acerca de las consecuencias que traería el pecado cometido por el pueblo y Moshé le pidió a D'os que le explique el sistema por medio del cual Él se relaciona con el mundo. La respuesta de D'os, en Exodo 34:6-7, forma la base de los 13 atributos de misericordia:

"Y pasó Adona-i delante de él, y proclamo: Adona-i; Adona-i; D'os misericordioso y clemente; no se enoja rápido; y tiene gran benevolencia y verdad; guarda la benevolencia para miles (de generaciones); perdona la transgresión, la rebeldía y el pecado; y absuelve…".

Estos versículos describen las 13 maneras en que D'os es misericordioso con nosotros. D'os ve cualquier posibilidad para darnos una oportunidad de crecer y acercarnos a Él. Por ejemplo: a veces D'os tiene misericordia amándonos; otras veces, tardando en mostrar su enojo; otras veces, perdonando el pecado. Y así se comporta con nosotros en cada caso, mostrándose a Sí Mismo como un D'os que nos ama. D'os nos ama y quiere perdonarnos.

Estos 13 atributos de misericordia revelan los principios ocultos por medio de los cuales D'os dirige Su mundo, y Moshé vió el nivel máximo de conocimiento de D'os que un ser humano puede esperar ver: los 13 atributos.

Los 13 Atributos y el Perdón

El Talmud (Rosh Hashaná 17b) describe lo siguiente:

"D'os se vistió con un talit alrededor de Él - así como hace el jazán de la congregación - y le enseñó a Moshé el orden del rezo (de los 13 atributos). D'os le dijo: Cada vez que el pueblo judío peque, diles que hagan este servicio delante de Mí y Yo los perdonaré… Rabí Iehudá dijo: Un pacto ha sido concertado respecto de los 13 atributos. Cualquier judío que los invoque no se irá con las manos vacías; como está dicho: 'He aquí que Yo concierto un pacto' (Shemot 34)".

Muchas veces, después de hacer una transgresión, es muy difícil regresar a D'os. Nos sentimos muy distanciados. Sentimos que D'os nunca querrá aceptarnos nuevamente.

En cierto nivel, cuando tenemos esos pensamientos, nos estamos olvidando de la esencia de D'os. Nuestras emociones nos llevan a creer que D'os es cruel y que está distante de nosotros, y por lo tanto no podemos regresar a Él. Pero el rezo de las selijot es una gran oportunidad para hacer realidad muchas de las emociones que queremos expresar y no sabemos cómo. Por medio de los 13 atributos, recordamos que D'os es un D'os amable, generoso y misericordioso. No importa en qué nivel estemos, D'os nos quiere de regreso y va a extender Sus manos de diferentes maneras para recibirnos. D'os ha hecho un pacto. Un acuerdo obligatorio: “Nadie se quedará con las manos vacías”.

Si quieres usar esta increíble herramienta, la oportunidad está frente a ti. Este año, aprende a utilizar las selijot y vas a sentir la poderosa diferencia que provocará en tu proceso de teshuvá.

Nota: Las selijot deben ser recitadas junto con un minián (10 hombres judíos de más de 13 años). Una persona que recita las selijot individualmente no debe decir los 13 atributos de misericordia y las súplicas en Arameo.


jueves, 12 de agosto de 2010

Parashá Shoftim - (Jueces). 4 Elul 5770 (14 de Agosto 2010).


Íntegros Seréis

Entre todos los preceptos que Moshé Rabenu ordena al pueblo de Israel antes de entrar a la tierra, encontramos el siguiente:

"Cuando vengas a la tierra que D'os te da, abstiénete de aprender para hacer como las abominaciones de aquellos pueblos" (Devarim 18:9).
Este versículo es como una introducción a los versículos subsiguientes, donde Moshé les prohibe tener brujos o hacer otro tipo de brujería para saber el futuro.

Realmente, llama la atención este precepto, ya que cada uno de los pueblos que estaba asentado en la tierra de Israel tenía muchas costumbres contrarias a la Torá, y las costumbres entre un pueblo y otro eran distintas. Entonces, ¿por qué motivo la Torá hace hincapié en el tema de los brujos?

La respuesta se encuentra más adelante en el versículo que dice: "íntegros seréis con vuestro D'os" (Devarim 18:13).

Rashí explica lo que significa ser íntegro con D'os de la siguiente manera: "Compórtate con Él con integridad; ten fe en Él y no indagues el futuro, sino que todo lo que venga sobre ti acéptalo con integridad; entonces estarás con Él".

La enseñanza de Rashí es que la persona no debe intentar averiguar su futuro a través de la brujería u otros métodos, sino que debe dejar que cada cosa llegue a su tiempo para recibirla como D'os se la manda. Y esta no era una costumbre común entre aquellos pueblos, ya que toda la intención que estos tenían al querer saber el futuro era cambiarlo y mejorarlo según sus propios intereses.

En varias oportunidades la Torá nos ordena que no asimilemos costumbres de pueblos ajenos, pero en esta mitzvá hace más hincapié ya que esta costumbre provoca que la persona llegue a hacer idolatría.

Mediante este precepto, la Torá intentó inculcar al pueblo judío la mejor filosofía de vida. Los judíos nos distinguimos de los demás pueblos en muchos aspectos, y uno de ellos es en la manera de recibir los hechos que nos ocurren en la vida. El judío sabe que todo hecho que D'os le envía es para bien, a pesar de que en el momento no pueda verlo.

Esta fe es transmitida de generación en generación, de padre a hijo. De esta manera, el pueblo judío puede cumplir el precepto anteriormente recordado, ya que al aceptar el presente que D'os le envía sabiendo que todo es para bien, no tiene necesidad de cambiar el futuro a través de la idolatría.

Pero a los demás pueblos, que no tienen la fe que tiene el judío, les cuesta aceptar los problemas que D'os les envía, y por este motivo buscan saber el futuro, para tratar de mejorarlo según su parecer.

Es sabido que los preceptos de la Torá, no sólo benefician en el mundo venidero a quienes los cumplen, sino también en este mundo. Los preceptos fueron entregados también para beneficiar y aumentar los placeres de la persona durante sus años de vida. Y este precepto es un excelente ejemplo de lo antedicho, ya que quien recibe todo lo que le ocurre convencido realmente de que todo es para bien, aunque la situación que le toca vivir sea muy difícil, podrá superarla, depositando toda su fe en las manos de D'os.

En nuestra generación vemos que los psicólogos y psiquiatras están colmados de trabajo, y es difícil entender cuál es el motivo por el que tanta gente precisa de un apoyo psicológico. En las generaciones anteriores la vida era mucho más sacrificada, los medios eran muy precarios y no se gozaba de todo el avance tecnológico que tenemos hoy en día. Y a pesar de eso, se vivía sin tantos problemas psicológicos.

¿A qué se debe tal incremento en el número de personas que requieren ayuda de esta índole?

Obviamente, los factores que llevan a las personas a esta situación son muchos y cada caso es totalmente distinto del otro. Pero lo que sí podemos afirmar, es que todos los casos tienen una raíz en común y esta raíz es la falta de fe en D'os.

Desde que nacemos vemos cómo toda la sociedad relaciona cada hecho que ocurre con algún factor casual. Por ejemplo, si llovió varios días seguidos y hubieron inundaciones, enseguida escuchamos: "tantos días de lluvia nos provocaron esta desgracia". Es decir que el mensaje es limitado, ya que realmente se debería decir: "Es verdad que la lluvia provocó la inundación, pero la lluvia la mandó D'os, y sólo Él sabe por qué la inundación tuvo que ocurrir justo en este lugar".

Cuando la persona limita su análisis a un factor casual que puede divisar, sin detenerse a examinar más profundamente acerca del motivo real que causó aquella situación - es decir, que hay un Ser Superior que la envió - sin darse cuenta estará provocando que en su corazón aparezcan preguntas como: "¿Por qué?" o "¿Por qué a mí?", que aparentemente no tienen respuesta y le traen conflictos.

Día a día, esos interrogantes van aumentando y es así que la persona comienza a sentir cada vez más angustia y decepción de la vida por todos los hechos que le ocurren. Y al no entender el motivo termina enfermándose por eso.

Cuando la persona comienza a tener estos sentimientos, todo el bienestar que tiene a su lado, no lo ayuda, ya que ese bienestar sólo lo puede aliviar por algunos instantes, pero no logra sacar de su corazón los grandes problemas que lo aquejan...

Pero la Torá nos enseña que la única manera de poder vivir superando los problemas es sabiendo que hay un D'os que los envía, y entendiendo que cada hecho que ocurre tiene una razón y una intención por parte del Creador. De esta manera, al volcar toda nuestra fe en D'os, sin pedir saber los motivos de los acontecimientos, obtenemos una mayor tranquilidad tanto física como mental.

Tenemos que entender que el principal factor que contribuyó a que las fuerzas psicológicas de las personas de nuestra generación decayeran, es que la transmisión de los valores espirituales que siempre nos acompañaron no ha sido hecha adecuadamente.

Y este fue el mensaje que Moshé quiso transmitir al pueblo de Israel:

"No sean como los demás pueblos, que buscan saber los motivos de los hechos en distintos factores casuales y arbitrarios, y por eso quieren saber el futuro. Debéis aceptar el presente que D'os les envía con fe y alegría, pues esa es la mejor técnica y la más verdadera para vivir un buen presente, y un mejor futuro".