domingo, 31 de mayo de 2009

¿Que es la Mezuzá?

"Y los escribirás [las palabras del Shemá] en las jambas de tu casa y en tus portones"
-- Deuteronomio 6:9; 11:20

El judaísmo no es una fe confinada a las sinagogas. Dentro de la comodidad y la familiaridad de nuestros hogares, también debemos esforzarnos por lograr espiritualidad. Una Mezuzá colocada en el marco de la puerta señala al hogar como judío, recordándonos nuestra conexión con Di-s y nuestra herencia.

Una Mezuzá no es, contrariamente a la creencia popular, el envase externo. La Mezuzá es realmente el rollo de pergamino que hay dentro, manuscrito por un escriba experto conocido como Sofer. Contiene el "Shemá." – un pasaje bíblico que declara la unicidad de Di-s y la dedicación del pueblo judío al Todopoderoso. La Mezuzá se cubre con un envoltorio o una cajita de cristal, madera, metal o de cualquier otro material y, luego de recitar la bendición, se coloca sobre el marco de la puerta.

Además de su función como manifiesto recordatorio de nuestra fe, la Mezuzá es también un símbolo de la cuidadosa vigilancia de Di-s sobre la casa y sus habitantes. El nombre de Di-s, Sha-dai, que aparece en el dorso del pergamino son las siglas para las palabras hebreas (Shomer Daltot Israel "guardián de las puertas de Israel.") La colocación de una Mezuzá en las puertas de un hogar o de una oficina protege a sus habitantes -- si están adentro e incluso afuera.

Demostramos reverencia hacia la Mezuzá tocándola con las yemas de los dedos y besándolas al pasar a través de una puerta con una Mezuzá.

Con la observancia de esta Mitzvá (mandamiento divino) introducimos una medida de espiritualidad y de seguridad en nuestros hogares.

La Torá también promete que cualquier persona que observa cuidadosamente la Mitzvá de Mezuzá vivirá una vida más larga y rica, junto a sus hijos; como indica Deuteronomio 11:21: "De modo que prolonguéis vuestros días y los días de vuestros hijos… "

El Pergamino

El rollo de pergamino, escrito en el hebreo original de la Torá, contiene dos Parshiot (Secciones de la Torá): Deuteronomio 6:4 - 9 y Deuteronomio 11:13 - 21. Lo que sigue es una traducción:

Oye Israel, el Señor es nuestro Di-s, el Señor es uno.

Y amarás al Señor tu Di-s con todo tu corazón, con toda tu alma, y con todas tus fuerzas. Y estas palabras que te ordeno hoy estarán sobre tu corazón. Y se las enseñarás a tus hijos, y hablarás de ellas en tu casa y cuando vas en el camino, al acostarte y al levantarte. Y las atarás como señal sobre tu mano, y serán un recordatorio entre tus ojos. Y las escribirá sobre los umbrales tu casa y sobre tus puertas.

Y será, si obedecieras diligentemente mis mandamientos que te impongo sobre ti en este día, de amar al Señor tu Di-s y servirlo con todo tu corazón y con toda tu alma, daré la lluvia para tu tierra en el tiempo apropiado, la lluvia temprana y la lluvia tardía, y recolectarás el grano, el vino y aceite. Y daré hierba en tus campos para tus ganados, y comerás y te hartaras. Más cuídate que tu corazón no se tiente, y te encamine a dioses extraños y los adores y te prosternes a ellos. Porque entonces el Señor se encolerizará contra ti, y él cerrará los cielos de modo que no haya lluvia y la tierra no rinda su producto, y fallecerás rápidamente en la buena tierra que el Señor te da. Por lo tanto, pon estas palabras mías sobre tu corazón y sobre tu alma, y átalas como señal en tu mano, y serán un recordatorio entre sus ojos. Y se las enseñará a tus hijos, y hablaras de ellas al estar en tu casa y al andar por el camino, al acostarte y al levantarte. Y las escribirás en los umbrales de tu casa y en tus puertas, para que tus días y los días de tus hijos se prolonguen en la tierra que el Señor juró a tus padres darles mientras los cielos estén sobre la tierra.

Estos versículos son la única inscripción en el rollo de pergamino (a excepción de Sha-dai inscrito en el dorso) y acentúa nuestra creencia en la Unicidad de Di-s.

El rollo es un pergamino hecho a mano de un animal kasher, está escrito en tinta negra con una pluma de ganso por un escriba especialmente entrenado, religioso devoto, conocido en hebreo como Sofer. El Sofer se concentra intensamente y escribe en caracteres hebreos especiales con una hermosa caligrafía.

La mezuzá tiene 713 letras. Cada letra tiene numerosas leyes referentes a su forma. Para que la mezuzá o los tefillin estén escritos de acuerdo a la ley, deben cumplir con miles de requisitos.

Si siquiera una de las 713 letras falta en una mezuzá o esta dibujada incorrectamente, la mezuzá es invalida, y la mitzvá no se cumple, y la bendición recitada sobre está es inválida. Incluso el mejor escriba es humano y puede cometer un error. Mientras que algunos errores son corregibles de acuerdo a la ley judía, otros no lo son.

Las mezuzot y los tefillin, aun cuando sean escritos por el más experto de los escribas, tienen muchas posibilidades de ser inadecuados. Por lo tanto deben ser examinados antes de adquirirlos.

Además, las mezuzot y los tefillin, como todo lo demás conforme al paso del tiempo y de los elementos, se pueden deteriorar. Por lo tanto es necesario examinar nuestras mezuzot y tefillin de vez en cuando, con el propósito de determinar su aptitud o para saber si es necesario hacer correcciones preventivas. La halajá fija como necesaria una inspección periódica de la mezuzá una vez cada 3 ½ años.

La Cajita

La Mezuzá se debe poner en una cajita para su protección. Se debe enrollar de izquierda a derecha, para que el nombre Sha-dai sea visible. Debe ser colocada con lado derecho para arriba dentro de la cubierta, con el Sha-dai de frente. Si usted no tiene una cubierta de Mezuzá, envuelva la Mezuzá en un papel grueso u otro material resistente.

La Mezuzá se puede adquirir directamente de un Sofer o en un negocio de objetos judaicos, enrollada y en cajita. Es importante obtenerla en un lugar confiable, para asegurarse de que haya sido hecha correctamente. ¡Lamentablemente hay muchos casos de mezuzot que se venden con contenidos inadecuados!

Hoy en día hay muchos tipos de cubiertas para Mezuzá disponibles, desde las cubiertas plásticas más simples que cuestan unos centavos hasta las cajas artísticamente adornadas con materiales preciosos. A pesar que es bueno embellecer la Mitzvá, recuerde que lo más importante es invertir en la calidad del pergamino interior.

¿Puede la cajita ser transparente?

Dependiendo de donde la Mezuzá sea colocada, usted puede o no utilizar una cubierta transparente ya sea de cristal, de acrílico etc. En los siguientes casos una cubierta transparente no debe ser utilizada:

• Si esta frente a un cuarto de baño.
• En un marco o una arcada dentro de una habitación.
• En cualquier marco o arcada de un cuarto en donde se cambian los pañales de los bebés.

¿Qué Habitaciones Requieren de Mezuzá?

Un error común es que solamente la entrada principal del hogar requiere de mezuzá. Por supuesto, es mejor tener aunque sea una mezuzá en la puerta delantera que no tener ninguna mezuzá, y si usted tiene solamente una mezuzá, debe ser colocad en la entrada principal. Sin embargo, para observar correctamente esta mitzvá, cada habitación de la casa o la oficina debe tener su propia mezuzá.

Todos los cuartos que tienen mas de 4 codos por 4 codos -- aproximadamente 2 metros por 2 metros (o su equivalente, 12 m2 aprox.) requieren de una mezuzá -- mientras tengan un marco. La bendición no se recita, sin embargo, si el cuarto no tiene por lo menos 2 metros en cada dirección.

Un marco que requiere un mezuzá es solamente aquel que tiene dos jambas y un dintel que conecta las jambas por arriba. Si no existen estas condiciones, un rabino competente debe ser consultado para determinar si esta entrada requiere una mezuzá o no.

No se pone mezuzá en cuartos de baño, cuartos de ducha o similares.

¿Las puertas del garaje, los cuartos de la caldera, los áticos, galpones externos, o guardarropas requieren mezuzá?

Sí, siempre que cumplan con las medidas requeridas (aproximadamente 12 metros cuadrados). En la entrada de un guardarropa, el marco debe tener al menos 10 palmos (aproximadamente 80 cm.).

Un ático también requiere una mezuzá a menos que se entre a través de una "trampilla" (una abertura horizontal en el piso y no por una abertura vertical en una pared).

¿Qué ocurre con las terrazas o los balcones?

Un balcón requiere mezuzá. Hay distintas opiniones si la mezuzá debe ser colocada en el lado derecho de la puerta que conduce a la casa, o en el lado derecho de la puerta que conduce al balcón.

¿Debo poner una mezuzá en el marco de una puerta que conduce a mi patio trasero?

Hay que poner una mezuzá solamente si hay una viga cruzada por encima de esa puerta.

¿Necesito mezuzá en mi lugar de trabajo?

Sí. Además de domicilios privados, las mezuzot se deben poner en negocios y depósitos sin una bendición.

Si usted trabaja para un no judío y está alquilando el lugar de él, la mezuzá debe colocarse en la puerta de su oficina sin recitar la bendición.

Sin embargo, si usted no está alquilando el lugar, y existe la posibilidad que lo transfieran a otro lugar, está exento de poner una mezuzá.

Tengo una criada no judía. ¿Debo poner una mezuzá en su puerta?

Sí, ya que su sitio puede cambiar a otro lugar de la casa en cualquier momento según su decisión.

¿Una puerta que nunca se utiliza requiere mezuzá?

Las puertas en desuso que están selladas (realmente clavadas al marco) están exentas de mezuzot Una entrada que es bloqueada por muebles o una puerta que generalmente se mantiene bloqueada requiere un mezuzá

¿Cuando Necesito Colocar una Mezuzá?

Al comprar una casa, inmediatamente después de la mudanza, se debe colocar las mezuzot con la bendición.

Si usted está alquilando su casa o apartamento la obligación de instalar una mezuzá se aplica solamente después de treinta días de vivir en ese lugar. No obstante es preferente para no estar sin mezuzá, poner las mezuzot inmediatamente después de mudarse, sin recitar la bendición. Una vez que haya transcurrido el período de 30 días, una de las mezuzot (de un cuarto que tiene una puerta) debe ser quitado, revisado y substituido. Esta mezuzá se puede sustituir por una nueva o de mejor calidad. Entonces se recita la bendición apropiada sobre la mezuzá nuevo teniendo en mente las demás Mezuzot también.

Algunos tienen la costumbre de poner temporalmente las mezuzot ni bien se mudan usando cinta adhesiva, y clavándolas definitivamente el día 31 posterior a la mudanza. La primera mezuzá que se coloca en forma fija debe estar en un cuarto que tenga puerta. La bendición se recita en ese momento.

Lo antedicho se aplica solamente fuera de la tierra de Israel. En la Tierra Santa, las mezuzot se ponen inmediatamente con bendición, sin diferenciar si el hogar es propio o alquilado.

Colocando la Mezuzá

¿Quién debe poner la mezuzá?

Es el mejor que el dueño de casa coloque la mezuzá y diga las bendiciones. Si por cualquier razón no es posible, cualquier judío mayor de Bar Mitzvá (13 años) puede poner una mezuzá en su lugar.

¿Cómo se coloca?

La mezuzá se debe fijar permanentemente al marco. Para hacer esto, es mejor utilizar clavos o tornillos; sin embargo, también se puede utilizar pegamento o cinta doble. La cinta adhesiva común, que fija sólo temporalmente la Mezuzá, no debe ser utilizada.

La bendición

Antes de colocar la mezuzá sobre un marco que tenga puerta, debe ser recitada la siguiente bendición:

Baruj ata Ado-nai Elo-henu Melej Haolám asher kideshanu bemitzvotav vetzivanu likboa mezuzá.

Traducción: Bendito eres tú Ado-nai Di-s nuestro, rey del universo que nos santificó con sus preceptos y nos ordenó colocar la mezuzá.

La bendición de "Shehejeianu" no se recita.

¿Digo una bendición por cada mezuzá?

Al poner las mezuzot en muchos marcos de una casa, haga la bendición solamente una vez. Tenga en mente al recitar la bendición, que la misma debe incluir las otras mezuzot. Evite interrumpir mediante el habla u otras cosas hasta finalizar de colocar todos los mezuzot.

Nota: No se recita la bendición al colocar mezuzá en los siguientes lugares:

Las entradas de los garajes, los cuartos de almacenaje, los marcos o las arcadas que no tienen puerta, y un cuarto cuya longitud sea menos de cuatro codos (pero suma un total de 16 codos cuadrados ,1 codo = 50 cm.).

En estos casos, la bendición debe ser recitada mientras se coloca una mezuzá en un marco que requiera bendición. Los mezuzot restantes se ponen luego en las arcadas, etc.

¿En que parte del Marco se coloca la Mezuzá?

La mezuzá se coloca sobre el lado derecho de la puerta según se entra. Se pone en un leve ángulo con la parte superior de la mezuzá apuntando hacia adentro del cuarto y la parte inferior apuntando hacia el exterior.

El marco se debe medir y dividir en tres. La parte inferior de la mezuzá se debe colocar en la parte inferior de la tercer parte superior (véase la ilustración). En la mayoría de los hogares, las puertas tienen aproximadamente 2 metros de alto. Por lo tanto, la parte inferior de la mezuzá no debe ser más bajo que 1.30 m del piso.

Si su puerta es mucho más alta de 2 metros (2, 5 o más), se coloca la mezuzá a la altura del hombro, aunque esta medida es más baja que el tercio superior del marco.

Si el marco es muy bajo, se debe consultar una autoridad rabínica para determinar dónde se coloca la mezuzá.

La mezuzá se debe colocar en el palmo exterior (aproximadamente 8 cm.) del marco. Si el marco o la arcada son muy anchos, se debe cuidar de no colocar la mezuzá en el centro. Sin embargo, cuando hay una saliente en el marco, algunas autoridades rabínicas aconsejan poner la mezuzá en la saliente.

¿Cuál es el lado derecho?

Podría haber confusión acerca de cuál es el lado derecho de la puerta: ¿El lado derecho cuando entro al cuarto o cuando salgo? ¿Y qué ocurre si se puede entrar en un cuarto desde dos direcciones (Por Ej.: el marco entre la cocina y el comedor), que lado se considera el derecha?

Con respecto a la puerta de entrada de la casa, se considera la derecha según usted entra.

Dentro de la casa, si el marco se puede utilizar como entrada de cualquier lado, el "lado derecho" es determinado por cómo se abre la puerta. Si se abre hacia el cuarto, ésta se considera la dirección de entrada y viceversa.

Las leyes que definen "entrada" y "salida" son multifacéticas y complejas. Si no hay puerta, si hay una puerta giratoria o corrediza, o si usted esta en duda como colocar la mezuzá correctamente, es recomendable consultar a un rabino confiable para que determine.

Tenemos hijos pequeños. ¿Puedo poner la mezuzá más baja de modo que puedan alcanzarla para besarla?

No ponga la mezuzá más bajo que la altura asignada por mandato. En cambio, levante a sus niños hacia la mezuzá. Usted inculcará en ellos -- y en usted mismo -- una lección valiosa: si un ideal está más allá de su alcance, esfuércese hacia él, en lugar de comprometer el ideal para ponerlo a su alcance.

¿Qué si no hay lugar en el interior del marco para la mezuzá?

Cuando es físicamente imposible poner la mezuzá en el marco mismo -- por ejemplo, no hay espacio en el marco, o una puerta giratoria que está instalada e interfiere con la mezuzá -- ¿Dónde se debe poner la mezuzá?

Lo ideal seria perforar un espacio, menor a un palmo (8 cm.) en el marco, y poner la mezuzá en ese espacio.

Si esto no es posible, entonces esta permitido poner la mezuzá detrás de la puerta, siempre que sea colocada en el marco bajo el dintel.

Esto también se aplicara si uno cree que la mezuzá puede ser robada o destruida si se colocara en el marco.

El arte del Escriba (sofer)

Estamos acostumbrados generalmente a no ver la mezuzá en sí misma, sino su cubierta. Esta es un tubo de metal, madera, o plástico que contiene el pergamino. Muchos no notan cuánta habilidad y trabajo requiere la escritura de una mezuzá.

El pergamino

El único material en el que una mezuzá puede ser escrita es pergamino. El pergamino usado para las mezuzot o los tefilín no es pergamino común.

Desde las primeras etapas de elaboración, el pergamino debe ser trabajado para la mitzvá. Esto significa que el escriba debe tener en mente (y puede expresarlo verbalmente) que está preparando el pergamino para que un rollo de Tora, un tefilín, o una mezuzá sean escritos en él.

La Tora dice con respecto al tefilín (Éxodo 13:9) "… para que la Tora de Di-s este en su boca." Los Sabios explican que esto significa que el pergamino para el tefilín se debe hacer de un animal permitido para su ingestión según la ley judía – un animal kasher. Sin embargo no es necesario que sea faenado ritualmente. Generalmente se utiliza la piel de un becerro o de un cordero.

Primero se empapa la piel durante algunas horas en agua y se limpia. Entonces el escriba la coloca en un barril con cal donde permanece entre una y tres semanas. Por ley judía debe permanecer en la cal hasta que la mayor parte del pelo se quite fácilmente.

La piel entonces se pasa entre los rodillos de una máquina depilatoria que raspa los últimos vestigios de pelo.

La piel se estira en un marco. La cal se debe limpiar del pergamino, ya que de otra manera puede ser que lo dañe o lo haga transparente, y lo inhabilite para la escritura de una mezuzá o de un tefilín.

Secar la piel requiere gran cuidado, para que el pergamino logre tener la delicada textura requerida. La piel es tensada en un marco y secada con un sutil calor indirecto; la luz del sol amortiguada es ideal. La tensión de la piel durante el proceso de secado altera de sus fibras. Esta etapa es crucial en la transición de la piel animal al pergamino.

La calidad del pergamino que se ha alcanzada se llama gvil. Esta es una sustancia pesada y gruesa. La ley judía nos impone utilizar una calidad más delicada de pergamino llamada klaf. Para entender la diferencia entre gvil y klaf, consideren por un momento la estructura de la piel animal.

La capa externa fina es la epidermis, a través de la cual surgen los pelos. Debajo de ella está la dermis. Su estructura es una red de fibras de colágeno, y contiene las raíces del pelo. La capa íntima que se llama el "bajo-piel" consiste en los flojos tejidos conectivos en los cuales están las glándulas sudoríferas y sebáceas, los vasos sanguíneos y las fibras musculares.

La epidermis es inadecuada para el pergamino y se quita tempranamente en el proceso. En el caso de la piel de oveja, dos capas restantes de piel se pueden, con gran habilidad, separar una de otra. La dermis entonces se llama klaf, y el bajo-piel se llama dujsustus.

Otra forma de obtener klaf es raspar el bajo-piel mientras que la piel todavía está estirada en el marco.

Un cuchillo especial se utiliza para esto que consiste en una lámina semicircular grande montada en un grueso mango que se sostiene con ambas manos. Ajustar la lámina en el ángulo correcto es lo más importante. Un error en esta etapa puede partir la piel; y todo el trabajo del escriba se habrá perdido.

El klaf finalmente se saca del marco y cada centímetro cuadrado es frotado cuidadosamente con diversos grados piedra pómez y tiza de para obtener la superficie lisa que es necesaria para la escritura. Después de por lo menos algunas semanas secándose en una atmósfera sin humedad el pergamino está listo para la escritura de una mezuzá o de un tefilín.

La tinta

Los ingredientes principales de la tinta especial usada por el escriba son nuez de agalla, o el ácido gálico derivado de estas nueces; goma arábiga, una sustancia de la resina; y vitriolo de cobre, una piedra azulada que da a la tinta el grado de oscuridad requerido. Las nueces de agalla y la resina se cocinan en agua por una hora. Entonces se agrega el vitriolo y se hierve la mezcla hasta que se reduce a la mitad.

Otros detalles de este proceso son, sin embargo, un secreto guardado celosamente. La tradición es pasada por sus maestros, y con años de experiencia, cada escriba tiene su propia fórmula para hacer tinta con los niveles deseados de claridad, fluidez, intensidad y rapidez de secado.

La pluma

La pluma usada para las mezuzot o tefilín es generalmente una pluma de un ave kasher, de un ganso o un pavo. La punta es cortada cuidadosamente de modo que dando vuelta a la pluma y variando la presión, el escriba pueda escribir tanto líneas gruesas como finas con un movimiento.

Las líneas

El primer paso en la escritura de la mezuzá es la marcación de veintidós renglones con una aguja de hueso.

Las letras del sagrado texto son escritas suspendidas de estas líneas (no apoyadas sobre ellas). La marca de estas líneas no es solo para dirigir la mano del escriba, sino una parte integral de las leyes de escritura dadas por Moisés.

La escritura

En el Éxodo 6:4 la Tora ordena, "U'ktavtam…" La traducción literal es, "y los escribirás [en los umbrales de tu casa]" .Los Sabios explican que esta palabra se puede leer como dos palabras: ktav tam -- una escritura perfecta. La escritura especial, en la cual la mezuzá, como los tefilín y los rollos de la Tora, se escribe, ha sido definida exactamente por los Sabios.

En el código de ley judía, la forma exacta de cada letra, de la alef (primera letra del alfabeto hebreo) a la tav (última letra), son descritas claramente. Cada letra se debe escribir perfectamente de acuerdo a estas leyes, porque el defecto más leve puede hacer la mezuzá o los tefilín no apto.

Las letras no deben tocarse, y deben estar separadas por lo menos por el grosor de un pelo de espacio. El espacio entre dos palabras debe ser el tamaño de una letra iud. Si dos palabras son escritas tan juntas que un niño que esta aprendiendo a leer piensa que son una palabra, la mezuzá o los tefilín son inválidos. Éste es también el caso si un espacio grande en el medio de una palabra la hace parecer como dos palabras.

En resumen: Hay muchos detalles y preceptos con respecto a la creación y escritura de una mezuzá, un tefilín o un rollo de la Tora. Solamente hemos esbozado aquí algunos de estos preceptos, para dar una idea de qué clase de artesanía se lleva a cabo en la creación de estos sagrados objetos

http://www.es.chabad.org

jueves, 28 de mayo de 2009

SHAVUOT: Relato

Cuenta el Talmud

Cuenta el Talmud (Baba Metzia 59 b) una discusión entre Rabí Eliézer y sus colegas. Rabí Eliézer aportó todos los argumentos posibles, mas sus colegas no se declararon convencidos. Entonces, Rabí Eliézer dijo: "Si la Ley me concede la razón, pruébelo este algarrobo". Y el algarrobo se trasladó a una distancia de 60 metros, pero sus compañeros le replicaron: "Ninguna prueba puede aportar un algarrobo". Rabí Eliézer porfió: "Si la Ley está< de acuerdo con mi punto de vista, sea una prueba este arroyo". Y el arroyo dio media vuelta. Sin embargo, sus compañeros le dijeron: "Un arroyo nada puede probar". Rab Eliézer entonces les dijo: "Si la Ley aprueba mi parecer, demuéstrenlo las paredes de esta yeshivá". Las paredes se hendieron y amenazaban desplomarse. Rabí Iehoshúa les reprendió: "Si quienes estudian la Ley discuten entre sí acerca de alguna regla, ¿qué os importa?". Y, por respeto hacia Rabí Iehoshúa, las paredes no se derrumbaron, pero tampoco volvieron a su primitiva posición, por deferencia a Rabí Eliézer, y quedaron inclinadas.

Finalmente, Rabí Eliézer exclamó: "Si la Ley está de mi parte, envíenos el Cielo una prueba de ello". Entonces se oyó una voz celestial que decía: "¿Por qué estáis contra Rabí Eliézer? La decisión legal siempre está de acuerdo con su opinión". Se levantó Rabí Iehoshúa y dijo : "La Ley no está en los cielos" (Deuteronomio 30:12). No atendemos, pues, a voces celestiales, ya que está escrito: "Se decide acorde a la mayoría" (Éxodo 22:2). ¿Qué hacía en ese momento Di-s? Sonreía y decía: "¡Me habéis vencido, hijos, me habéis vencido!".

Sin ninguna duda, éste es uno de los párrafos más significativos del Talmud. En él, un judío se levanta frente a Di-s a decirle que no va a aceptar su ingerencia, y Di’s lo admite. ¿Por qué Rabí Iehoshúa se consideraba con derecho a decirlo? ¿A qué Ley se refiere? En la respuesta a estos conceptos encontramos algunas de las claves para entender quiénes somos.

En Shavuot fundamentalmente rememoramos la entrega de la Ley, y esta Ley fue dada por Di’s. Entonces, ¿cómo puede el Talmud decir que no se acepta su ingerencia? El tema es simultáneamente muy complejo y muy claro. Al darle Di’s a los hombres la Ley, y al aceptar éstos cumplirla, se concreta un pacto, un Brit, una alianza, y este concepto rige toda la vida judía. Di’s y el pueblo tienen un contrato, el pueblo debe cumplir la Ley y Di’s a cambio lo cuidará, le dará bienestar y sabiduría. En cambio, si el pueblo se aparta de la Ley, Di’s lo castigará. Pero Di’s no puede modificar este pacto, él mismo se ha auto-restringido, y la interpretación de la Ley es tarea de los hombres, ya que el hombre es libre, tiene autodeterminación. De esta manera, se crea una forma de vida donde el conocimiento, el estudio de la Ley, pasan a ser lo más importante y dominante. La imposibilidad de error en la misma, dado el autor, y las aparentes contradicciones encontradas en el texto, obligaron a acentuar la capacidad de interpretación. Asimismo, la necesidad de adecuar lo escrito con la realidad cambiante a lo largo de las épocas generaron permanentes reinterpretaciones.

¿A qué Ley se hace referencia? No solamente al Pentateuco, los cinco primeros libros de la Biblia entregados a Moshé, sino también al Tanaj y a la Ley Oral.

El judaísmo tiene históricamente dos leyes, la Ley Escrita (Tanaj), y la Ley Oral. El Tanaj, o Biblia Judía, está compuesto de tres partes, la Torá (Pentateuco), Neviim (Profetas), y Ketuvim (Escritos). Por una característica del hebreo, donde la K puede leerse como J, y dado que no se escriben las vocales, surge la palabra Tanaj, con las primeras letras de los tres cuerpos de libros y el agregado de vocales para pronunciarlo.

La Ley Oral tiene la misma antigüedad que la Ley Escrita, y cuenta la Torá que Moshé reunió a los ancianos y se las transmitió ya que él la había recibido en el Sinaí. En la práctica, la Ley Oral es toda la jurisprudencia que se va formando desde Moshé en adelante. Esta Ley estaba prohibido ponerla por escrito, pero luego de la destrucción del Segundo Templo, un gran rabino, Iehuda A. Nasi, formalizó un código de leyes denominado Mishná, por miedo a la pérdida de la tradición. Otros elementos tales como leyes, explicaciones, relatos, conocidos como Baraitas, Toseftas, y Midrashim, coexistían. En la interpretación de éstos, los sabios discutieron durante varios siglos, lo que fue recopilado en el Talmud, del cual hay dos cuerpos, uno escrito en Babilonia, y el otro en la Tierra de Israel. La interpretación de la Ley, generando nuevas normas, adaptándola a la vida actual, respondiendo a la necesidad del hombre, sigue hasta nuestros días. Existieron grandes comentaristas, como Rashi, Maimónides, Yosef Caro, autor de la última síntesis de la Ley (Halajá), aceptada por todos los sectores hasta nuestros días, y el Shuljam Aruj, para mencionar sólo a los más conocidos. A esta Ley, la Escrita y la Oral, se refiere Rabí Iehoshúa.

Encontramos entonces en Shavuot dos elementos básicos, el nacimiento de la Ley, ajena al dictado del gobernante de turno, y la introducción en la historia de la humanidad del concepto de monoteísmo. Ambos elementos son totalmente revolucionarios para su época.

En el desarrollo de esta ley, el judaísmo construyó un mundo de normas que, entendiendo la naturaleza humana, tienden a crear una sociedad justa y equitativa.

Shavuot marca el inicio de este largo camino que lleva recorrido el pueblo judío, el intento de vivir sometidos solamente a una Ley, nunca a un hombre.

Toda imagen humana está prohibida por tener implícito un ídolo. El Di-s judío es innombrable, invisible, totalmente abstracto. El monoteísmo marcado en Shavuot es tan intenso que resulta totalmente incomprensible para las sociedades de su tiempo, e inclusive en nuestros días para algunos sectores.

Solamente a través de un profundo desarrollo de la capacidad de abstracción puede llegarse a captar la idea. La libertad dada al hombre en el judaísmo es total. El concepto de fe, tal como se propaga en la cultura moderna, es totalmente ajeno. Al hombre se lo mide en primera instancia por sus actos y se contemplan sus motivos, pero nunca por sus sentimientos, ya que éstos pertenecen totalmente al fuero íntimo de la persona y no son medibles. La observancia de la Ley es el camino que nuestra tradición nos ha dado para participar en la Creación y perfeccionamiento del mundo. El sentido de la vida está claramente marcado en nuestras raíces: Respetar la Ley para construir un mundo donde sólo reine la justicia.

Nuestra visión moderna debe, por lo tanto, rescatar totalmente de este mensaje sus valores, y viabilizarlos. El día de descanso, el pago justo, la igualdad ante la Ley, la independencia de la justicia de la voluntad de los poderes de turno, la denuncia de los abusos, la corrupción y los falsos testimonios, la eliminación de todo tipo de esclavitud, la lucha contra la idolatría en todas sus formas por más inocua que pueda aparentar ser, para nombrar sólo algunos de los valores dados en Shavuot, siguen siendo, con la misma fuerza y compromiso que en nuestra historia, los objetivos que pretendemos lograr para realizarnos como judíos y como seres humanos.

Los Diez Mandamientos son el marco ético que el judaísmo le ha dado hace 3.500 años al mundo. El ejemplo de su cumplimiento es nuestra razón de ser.


www.mesilot.org

miércoles, 27 de mayo de 2009

SHAVUOT: La Historia de Shavuot


Los hijos de Israel eran guiados durante su viaje en el desierto, por el "Amud heanán" — la Columna de Nubes. Esta, según sus movimientos, les indicaba si debían marchar o acampar.

De pronto, comenzó a revolotear sobre ellos y luego quedó quieta. Los hijos de Israel miraron hacia arriba y comprendieron que habían recibido la señal para detenerse y 'armar' el campamento. Habían llegado al Monte Sinaí, el que en el futuro tanto significaría para ellos.

De inmediato comenzó a desplegarse una febril actividad que abarcaba a todos, tanto jóvenes como ancianos. Rápidamente se ocuparon en preparar las carpas y habituarse al nuevo lugar.

Una impresionante emoción embargaba sus corazones. Sabían que estaban prontos a enfrentar el momento más grande de sus vidas, y todo su empeño estaba dirigido a que cada día que transcurriera los acercara más a ese instante.

Sí, pues el tiempo puede ser medido no sólo por el calendario, sino también por lo que ponemos y logramos en los días y semanas que pasan.

Hacía solo seis semanas que habían abandonado Egipto, y sin embargo, cuán diferentes parecían todos ahora.

Habían desaparecido las líneas de ansiedad que antes surcaran sus frentes; ya no se veía aquel enfermizo color que la vida de esclavitud en Egipto había llevado a sus rostros; también había desaparecido esa usual expresión desesperada y de profunda miseria, que había opacado sus miradas.

En cambio, una nueva luz brillaba en sus ojos — la de la esperanza, de expectación, de ansiedad. El "Maná" los había alimentado tan bien, que sus antes flacas caras se presentaban nuevamente llenas y lozanas.

Física y mentalmente, los hijos de Israel habían mejorado increíble- mente en el corto espacio de seis semanas.

Ahora, aquí estaban, atareados todos en ordenar sus tiendas recién armadas. Los pequeños, en un intento de ser serviciales, eran más un estorbo que una efectiva ayuda, impacientando a sus mayores:

—Niños, ¿por qué no lleváis el ganado a pastar? —les decían sus mayores, para quitárselos de encima.

— ¿Cómo podemos? ¿Acaso pueden pastar nuestros rebaños en las arenas calientes del desierto? —protestaron ellos.

—Llevad el ganado hasta el pie del Monte Sinaí. Mirad qué hermoso y verde crece allí el pasto. Mas, pase lo que pase, aseguraos de no poner pie sobre esa sagrada montaña, pues Di-s Todopoderoso mismo caminará por sus laderas cuando El nos obsequie con Su sagrada Torá, el próximo día de Shabat. Sed cuidadosos y no lo olvidéis!

—Mamá, ¿qué es esa 'Torá' de la que tanto me hablas? —preguntó una delgada vocecita.

—Bueno, mi niño. La Torá es... es... es... no sabré exactamente lo que es hasta que la recibamos. Pero eso sí, niños, puedo aseguraros que la Torá es el regalo más precioso y magnífico que nos haya dado Di-s jamás. Ahora, no me molestéis más. Vamos, vamos ¿no veis que estoy ocupada?

El sol brillaba con todo su esplendor y una maravillosa atmósfera de paz habíase extendido en derredor, mientras los niños estaban felizmente recostados sobre la arena blanda.

Estaban a la sombra de este magnífico Monte Sinaí, acerca del cual habían escuchado historias tan emocionantes, y todos hablaban al mismo tiempo.

Habían cumplido con el deber de cuidar del ganado, que todavía continuaba mordiendo tranquilamente el abundante pasto verde a sus pies.

Los niños se sintieron libres para dedicar un rato al ocio y la conversación.

— ¿Dónde están esas galletas de "Maná"? —preguntó uno de los pequeños, sintiéndose hambriento repentinamente.

—Aquí tienes —replicó otro, extrayendo una enorme bolsa llena de galletas.

—Tienen buen aspecto, gracias —dijo un tercero, mientras las galletas eran repartidas.

Por unos momentos masticaron en silencio, y entonces uno de ellos dijo lenta y pensativamente:

—Nunca tuvimos galletas tan ricas en Egipto. ¡Se hace difícil creer que solo hace seis semanas que dejamos ese odioso lugar!

— ¡Esos brutos nos daban golpes, en vez de galletas! —dijo otro.

—Mataron a mi pobre hermano, mezclándolo con el cemento en la pared de un edificio, esos monstruos infames —exclamó un tercero, con lágrimas en los ojos al revivir el recuerdo.

—No pienses ya en eso. Todos esos malvados egipcios han pagado ya por su crueldad con sus propias vidas —lo consoló otro— ¿Se acuerdan cómo nos imploraron por un vaso de agua?

— ¿Y las demás pestes? Esos sapos... ¡Ahj! Esos egipcios se deben haber sentido como sapos también!

Todos los niños irrumpieron en sonoras carcajadas mientras uno de ellos brincaba sobre sus manos y comenzaba a dar saltos como un sapo.

—No era divertido ver cómo, siempre que un egipcio ponía la mano en su bolsillo, había allí un pegajoso sapo? Se ponía sus sandalias… y su pie encontraba un horrible sapo. Quería comer su cena... pero un sapo saltaba dentro de la olla. ¡Suficiente como para volverse loco! Sapos en su ropa, sapos en la comida, sapos hasta en su cama. Por todas partes, esos sapos pegajosos y saltarines.

—Esas pestes deben haber enseñado una buena lección a los egipcios.

—Olvidemos a esos horribles egipcios y hablemos de otra cosa. Y ahora que mencionaron 'lección', recuerdo que mi padre me estaba explicando que la Torá que nos será dada en este Monte Sinaí significa 'Enseñanza'; también quiere decir 'mostrar'.

—Mi madre le cantó una hermosa y nueva canción de cuna a mi hermanito, el otro día —dijo uno de los niños—. Es así:

Duérmete Israel, tus lindos ojos debes cerrar

Sabio, muy sabio has de crecer. Debes aprender, además de jugar.

Algunos gustan de los placeres mundanos, y no saben dónde hallarlos mas nosotros sabemos que de nuestros tesoros, La Torá es el más valioso...

El muchacho dejó de cantar.

— ¡Vamos, vamos, continúa que es muy buena! —lo apremiaron los demás.

—Lo siento... Me he olvidado el resto —dijo el muchacho, con expresión preocupada

—Con una memoria así, ¿cómo esperas poder recordar la Torá? —se burlaron los otros niños.

—Me pregunto si Di-s mismo nos dará la Torá —murmuró uno.

— ¡Claro! ¿No has visto cómo El dividió el Mar Rojo en doce pasajes para que todos pudiéramos llegar a tierra firme?

— ¿Quizás Di-s también divida el Monte Sinaí? —preguntó otro.

— ¿Para qué se hacen tantas preguntas? Si Di-s quiere, dividirá la montaña, y si no quiere no lo hará. ¡Y eso es todo!

Un muchacho proveniente del campamento se acercó corriendo hacia el grupo, dando voces.

— ¡Hola muchachos! ¡Adivinen lo que escuché! Dicen que al día siguiente de haber recibido la Torá, el Shabat próximo, todos nosotros debemos ir al "Jeder" —la escuela hebrea tradicional— para estudiarla! ¿Qué les parece? ¡Creo que tendremos muchísimo para aprender, por todos los años que hemos perdido!

—Y quién nos va a enseñar? —preguntó un muchacho.

—Los Levitas serán nuestros maestros.

— ¡Viva! —gritaron todos al unísono.

—Pero, ¿quién enseñará a los Levitas? —preguntó inteligentemente otro niño.

—Los setenta Ancianos —contestó el recién llegado.

— ¿Y quién enseñará a los Ancianos?

— Aharón el Sacerdote.

— ¿Y quién le enseñará a él?

— Moisés, nuestro líder.

— ¿Y quién enseñará a Moisés?

— ¡Di-s Todopoderoso enseñará a nuestro líder Moisés!

— Pues entonces, muchachos, de nosotros depende que la enseñanza de la Torá no se pierda. ¿La estudiaremos y cumpliremos sus preceptos?

Todos los niños se incorporaron, miraron hacia el Monte Sinaí con respeto y reverencia, y gritaron con firmeza:

— ¡Guardaremos la Torá y sabremos apreciarla!

UN REGALO PARA TODOS

Las buenas nuevas de que Di-s se aprestaba a entregar la Torá a los hijos de Israel, circularon por todo el campamento.

Moisés había advertido a su pueblo que se preparase para el gran evento — la Revelación de Di-s en el Monte Sinaí. Pues en esos días debían mantenerse puros y santos, y entonces recibirían el regalo Divino.

Moisés, deseoso de ver cómo se preparaban sus hermanos para recibir la Torá, resolvió hacer una gira por el campamento. Pasó por las tiendas de los Tzadikím (justos) y vio que estaban alegres, festejando.

— ¿A qué se debe tanto júbilo? —preguntó Moisés.

— ¿Cómo es posible que tú, de entre todos los hombres, querido Maestro, lo preguntéis? — exclamaron los Justos— ¿Podríamos, acaso, recibir mayor regalo de Di-s? ¿Cómo podríamos adorar a Di-s sin él? ¿Y cómo podríamos vivir y ser verdaderamente felices sin la Torá? ¡No es de extrañar, pues, que estemos contentos!

—Bien dicho —dijo Moisés, aprobando sus palabras. —Vosotros, mis justos y piadosos hermanos, estáis en lo cierto al regocijaros con la Torá.

Moisés continuó su camino, y se detuvo cerca de las tiendas de los Letrados. Ellos también estaban festejando, felices.

—Qué causa esta alegría? —preguntó Moisés a los Letrados.

— ¡Nos alegramos con la Torá, naturalmente! —fue la respuesta.

— ¿Y qué os hace sentir tan felices con ella?

— No hay placer más grande que el estudio de la Torá y nosotros lo disfrutaremos. ¡La Torá es maravillosa! Cada vez que se la estudia, se descubre algo nuevo. Uno lee y cree comprender su significado, mas, al volver a leer, se da cuenta de que aún no ha llegado al fondo; por un momento se piensa que es muy extraño, pero luego al concentrar todas las facultades mentales sobre el asunto, se ve nuevamente la luz. Oh, es maravilloso, ilimitado...!

—Tenéis razón, honorables Letrados —dijo Moisés, moviendo afirmativamente la cabeza y sonriendo feliz.

Moisés prosiguió su gira hasta llegar a las tiendas de los Mercaderes y Artesanos. Estaban sentados hablando de cosas triviales, sin demostrar ninguna alegría por el hecho que se avecinaba.

— ¿No estáis contentos de recibir la Torá? —preguntó Moisés, con aire de reproche.

— ¿Qué parte tenemos nosotros en la Torá? —replicaron ellos—. Estamos ocupados todo el día y no tenemos tiempo para estudiarla, ni la podemos comprender, de manera que ¿por qué habríamos de regocijarnos?

—Pero es que sí tenéis una parte en la sagrada Torá —dijo Moisés— De vosotros dependerá el apoyo económico que se dé a las Ieshivot y Talmud Torá donde la Torá será estudiada. Vuestras contribuciones a las instituciones dedicadas a la Torá y el apoyo que deis a sus estudiosos, les permitirá proseguir el estudio de ésta, y se considerará como si tomareis parte en sus estudios. Además, antes de comenzar el trabajo diario, y luego de finalizar la ocupación del día, por la mañana y al anochecer, vais a estudiar la Torá, asistiréis a los Servicios diarios de la Escuela en Shabat y Iom Tov, y seguiréis las enseñanzas y los preceptos de la sagrada Torá, tal como los otros. Oh, sí, amigos míos, vosotros también tenéis una parte en la Torá; y muy importante —concluyó Moisés.

Los rostros de los mercaderes y Artesanos se encendieron, y también ellos comenzaron a ocuparse de los preparativos generales.

Moisés prosiguió su camino, y vio que las mujeres estaban sentadas, charlando, sin preocuparse por los preparativos para el Festival de la Entrega de la Torá.

—Vosotras, mujeres ociosas —les reprochó Moisés— ¿por qué no estáis ocupadas en preparar manjares para honrar al Festival de la Entrega de Nuestra Torá?

—Pero ¿qué tenemos que ver nosotras con la Torá, venerado Maestro?

—replicaron ellas.

— ¿No fuisteis vosotras las primeras en ser enteradas sobre la entrega de la Torá? —dijo Moisés—. Vuestra responsabilidad es aún mayor que la de vuestros maridos. Deberéis educar a vuestros hijos para que amen la Torá; los llevaréis al Talmud Torá y a la Ieshivá. También ayudaréis a sostener estas instituciones de la Torá. De vosotras dependerá que vuestro hogar sea realmente un hogar judío, y en la Torá hay preceptos que están reservados exclusivamente a vosotras. Os puedo asegurar que vuestra parte en la sagrada Torá, es sumamente importante.

Inmediatamente las mujeres comenzaron a prepararse para Iom Tov. Fueron a ordeñar las vacas, batir la manteca, preparar la masa, y a hornear, cocinar, freír, y hervir, en honor al Festival de la Entrega de la Torá.

Moisés continuó su inspección recorriendo el campamento de Israel, y no tardó en llegar hasta donde los niños remontaban barriletes, jugaban a la pelota, hacían navegar barquillos de papel, y mil cosas más, pero ninguno mostraba señales de un verdadero espíritu festivo.

— ¿No se avergüenzan de perder el tiempo de esta manera, cuando deberían estar preparándose para recibir la maravillosa Torá? —preguntó Moisés con dulce seriedad.

— ¡Oh, querido Maestro Moisés! —exclamaron los jovencitos— pero nosotros no podemos comprender la Torá. Tendremos que esperar a que seamos grandes. ¿Hay alguna Torá para chicos?

— ¡Claro que la hay! —dijo Moisés—. Vayan al Talmud Torá y a la Ieshivá, y lo verán. Sus maestros les enseñarán muchas cosas hermosas y sabias. ¿Ignoráis acaso que Di-s ama vuestro estudio más aún que el proveniente de los adultos?

Los niños se pusieron de pie entusiasmados.

— ¡Viva! —gritaron—. ¡También nosotros vamos a aprender con la Torá!

En ese momento, un niñito que lloraba —tenía solamente cuatro años— se acercó a Moisés.

—Querido Moisés —dijo el niño, con lágrimas en los ojos—. Yo también quiero tener algo de la Torá. Todo el mundo está tan contento con ella, y yo no puedo siquiera leer o escribir...

Moisés levantó al niño en sus brazos y lo acarició paternalmente.

—No llores, querido niño. Tú también estudiarás la Torá, Cuando aprendas el Alef-Bet —abecedario hebreo— y sepas leer nuestra sagrada lengua: "Kametz Alef - Ah""Kametz Bet - Ba", y así ¿sabes lo que estará haciendo Di-s entonces? El recogerá todo sonido que brote de tu boquita pura y jugará con ellos como si fueran brillantes gemas. El te amará por ello, y amará también a tus queridos padres, por ti.

Así todos los integrantes del campamento de Israel, jóvenes y ancianos, ricos y pobres, colaboraron en los preparativos para el día santo, cuando Di-s se revelaría en el Monte Sinaí y entregaría Su sagrada Torá.

Y todo el pueblo de Israel dijo con una sola voz: "¡Todo lo que Di-s' ordene, lo realizaremos!"

TODOS TUVIERON UNA OPORTUNIDAD

Se acercaba el día en el que Di-s había decidido otorgar la Torá a Su pueblo elegido —los hijos de Israel— a quien veía ahora limpio de toda la impureza que había llenado su vida en la esclavitud de Egipto.

Di-s quiso ser equitativo y por ello debía ofrecer la Torá también a las otras naciones del mundo (a pesar de que El sabía de antemano que sería rechazada), antes de ofrecerla a los hijos de Israel.

Así pues, primero llegó hasta los Edomitas, descendientes de Esav, hijo de Itzjak y hermano de Iaacov, y les ofreció la Torá con estas acogedoras palabras:

—A vosotros, Edomitas, hijos de Esav, os traigo el regalo de mi Sagrada Torá. Aceptadla y seréis benditos vosotros y vuestros hijos con larga vida.

—Qué está escrito en Tu Torá? —preguntaron los Edomitas.

—Está escrito en Mi Torá: ¡No matarás! (Éxodo 20:13; Deut. 5:17).

— ¡Pero eso es ridículo! —protestaron los Edomitas - Somos soldados, hombres de guerra, que vivimos de la espada. ¿Cómo quieres que aceptemos una Torá que predica contra nuestro modo de vida? No, gracias. Tu Torá no nos sirve.

Llevó entonces Di-s la Torá a los hijos de Ishmael, hijo de Abraham, y la ofreció con estas palabras:

— ¡Hijos de Ishmael! Aceptad la Torá que os traigo en este día, y si guardáis sus mandamientos, seréis benditos con todo lo bueno.

— ¿Qué requiere Tu Torá de nosotros? —preguntaron con cautela los Ishmaelitas

—Mi Torá dice ¡No robarás! —replicó el Todopoderoso (Levítico 19:11).

—Eso no nos serviría —contestaron los hijos de Ishmael - Somos mercaderes, y una ley así sería una interferencia en nuestras transacciones comerciales. Lo lamentamos, pero no tenemos utilidad para Tu Torá.

El próximo pueblo a quien Di-s se dirigió fue el de Tiro y Zidón, ya todos los habitantes de la tierra de Canaan, a quienes dijo:

—Os traigo un precioso regalo — Mi Torá. Tomadla y seréis benditos con muchos días en vuestra tierra.

Los Canaanitas contestaron diciendo:

—Antes dinos qué se lee en Tu Torá.

En Mi Torá está escrito: Tendréis balanzas justas y pesas correctas, y daréis la medida completa (Levítico 19:36) —replicó Di-s.

—No queremos aceptar Tu Torá, que es tan 'quisquillosa' sobre tales asuntos. Tu Torá no es para nosotros! —respondieron firmemente los Canaanitas.

De esta manera, cuando Di-s hubo llevado la Torá a todas las demás naciones del mundo, quienes no tuvieron la suficiente comprensión como para estimar su valor, tuvo la certeza de que Su pueblo elegido la apreciaría y aceptaría con presteza.

LA GARANTIA

Mientras los hijos de Israel estaban atareados con los preparativos, Moisés escaló la montaña en busca del Señor. Entonces el Señor le dijo:

—Reúne a todo el pueblo, mas antes dirige tus palabras a las mujeres de Israel, para que escuchen y aprecien Mis enseñanzas. Cuando Mis palabras hayan penetrado en sus corazones, ellas ayudarán a sus esposos en la educación de sus hijos, para que siempre transiten por el camino de la Torá. Entonces, Moisés, cuando hayas terminado de hablar con las mujeres de Israel, te volverás hacia los hombres y les enseñarás todo lo que te He enseñado. No debes omitir nada de todo lo que te He dicho.

Moisés descendió de la montaña y habló a todos los hijos de Israel, tal como le fuera especificado por Di-s.

Cuando Moisés hubo terminado de hablar, todos dijeron al unísono:

— ¡Todo lo que Di-s nos ha ordenado hacer, lo realizaremos con gusto! (Éxodo 19:8).

Entonces Di-s preguntó qué garantía podían ofrecer de que planeaban cumplir Su palabra. Pues a menos que le ofrecieran garantes satisfactorios, El no les entregaría la Torá.

—Nuestros santos Patriarcas, Abraham, Itzjak y Iaacov serán nuestros garantes —replicó el pueblo.

— ¡No! —contestó el Todopoderoso— debéis darme otros garantes pues Abraham puso en duda mi palabra, diciendo: "¡Cómo sabré que heredaré la tierra de Canaán?" Itzjak amaba a Esav, quien Me odiaba; y Iaacov, cuando estuvo en aprietos dijo: "Mi camino está oculto del Señor". Por eso debo pedir mejores garantes que ellos.

Los hijos de Israel consideraron el problema por un momento, y luego dijeron:

—Aceptarás a nuestros hijos, los que nos nacerán, como garantes, para asegurarte de que tenemos la intención de cumplir Tu Torá?

—Vuestros hijos son en verdad la mejor garantía que podéis ofrecer, y los acepto como vuestra prenda de confianza.

—Prometemos fielmente estudiar la Torá y enseñar la Torá a nuestros hijos, para que ellos a su vez, enseñen a sus hijos, y así sea por siempre.

Vuestras palabras Me agradan mucho —contestó el Señor— ahora vigilaré vuestras acciones.

UNA DISPUTA CON LOS ANGELES (según el Talmud)

Una grande y espesa nube cubría el Monte Sinaí.

A] ascender por la montaña para recibir la Torá de Di-s, Moisés pensó "¿Cómo pasaré la nube?". Pero de súbito la nube se abrió y llevó a Moisés hasta el cielo. Cuando Moisés se acercó a los portones del Cielo, los ángeles que guardaban el acceso al Divino reino le preguntaron.

— ¡Moisés! ¿no tienes miedo de entrar en el Cielo? ¿No te asustan los ángeles y su sagrado fuego?

Moisés prosiguió, y pronto los ángeles se acercaron, rodeándolo con fuego, el cual amenazaba devorarlo Pero Moisés pronunció el Nombre de Di-s, y los ángeles huyeron de él.

Todavía transportado por la nube, Moisés vio un espectáculo aterrador. Hadarni-el*, el ángel cuya palabra disparaba doce mil dardos de centellas al aire, apareció ante él.

Moisés quedó mudo de temor.

Casi no podía articular palabra. Entonces Di-s le dijo:

—Me has llamado antes, intrépidamente y sin temor alguno ¿por qué tiemblas ahora ante un ángel que sólo es uno de Mis servidores?

El valor retornó a Moisés, y nuevamente llamó a Di-s. Apenas había dicho una palabra cuando Hadarni-el se le acercó y le dijo:

— ¡Bendito hijo de Amram! yo te guiaré a través de nuestro reino.

Hicieron un poco de camino juntos, y luego se volvió y dijo a Moisés:

—No puedo proseguir contigo. Debo volverme, no sea que me con- suma la gran llama del ángel Sandalfor.

Cuando Moisés escuchó estas palabras, su corazón vaciló y se volvió hacia Di-s con lágrimas en los ojos:

—Sálvame, oh Di-s!

Entonces Moisés fue testigo de lo que ningún humano vio antes. Sobre un enorme río de fuego pasó Moisés. Se tapó los ojos con las manos, pues vio una luz que superaba a todas en brillo. Ángeles brillantes, los más brillantes del cielo, estaban de pie, rodeando el Trono Divino. Y sólo porque Di-s había provisto a Moisés de poderes Divinos, pudo éste soportar la visión de estas maravillas.

—Qué? ¿Dejaremos que Moisés nos quite la Torá? —los ángeles en el Cielo se preguntaban entre sí, cuando se enteraron de que aquél había venido a llevársela.

— ¡Moisés! —dijo Di-s—. Los ángeles quieren la Torá para sí. Háblales, y demuéstrales por qué la Torá te debe ser entregada.

—Temo que me consuman con sus fuegos sagrados.

—No temas. Tómate de Mi Trono y Yo te protegeré.

Así hizo Moisés y volviéndose hacia los ángeles, replicó.

—Así está escrito en la Torá de Di-s: "Yo soy Di-s, tu Di-s, Quien te ha liberado de Egipto". "No tendréis otros dioses". "Recordad el Shabat". "No robaréis". "No mataréis". Decidme, ¿estuvisteis vosotros presos en Egipto? ¿Es acaso posible que vosotros, quienes contempláis de a diario la gloria de Di-s, erréis con culto pagano, prosternándoos ante ídolos de madera y piedra? ¿Sentís, acaso, alguna vez, la tentación de hurtar el uno del otro o causarle algún daño? ¡No! ¡La Torá no es para vosotros! ¡Nos pertenece a nosotros, los seres humanos!

Cuando Moisés culminó sus palabras, los ángeles contemplaron la justicia y sabiduría que éstas encerraban.

— ¡Hágase la voluntad de Di-s! —replicaron.

Súbitamente, Moisés oyó maravillosos tañidos musicales que retumbaban en sus oídos, una música celestial, pues los ángeles habían prorrumpido en un estridente himno de alabanzas al Todopoderoso.

EL DIA DE DIAS

Eran días solemnes para el pueblo judío acampado en el desierto de Sinaí.

Caminando entre las tiendas, no podía verse a nadie ocioso. El campamento estaba en plena ebullición, cada cual atareado con sus quehaceres. Uno lavando sus vestimentas, el otro barriendo la zona aledaña a su carpa, cada cual preparándose para el magnánimo evento.

No se podía oír ninguna charla ni risas ociosas.

Jóvenes y ancianos por igual estaban preocupados por el grandioso suceso que estaba por llevarse a cabo.

¡Día de días! ¡El sol nunca se había levantado tan gloriosamente! Nunca el cielo había sido tan azulado, el aire tan refrescante. Una sagrada luminosidad había impregnado a todo el universo, en tanto Moisés conducía a su pueblo fuera del campamento, donde el Creador había elevado al Monte Sinaí cuyo pico se perdía en los cielos.

Mientras el pueblo permaneció a cierta respetuosa distancia, Moisés, con paso decidido, ascendió al Monte hasta que también él estuvo rodeado de nubes, perdiéndose de la vista.

Entonces dijo Di-s a Moisés:

—Ahora he de entregar la Torá a Israel. Las maravillas del cielo serán reveladas a Mi pueblo elegido. Más puesto que tú estás conmigo en el monte ¿cómo habrán de saber que soy Yo, y no tú, quien les habla? Ve, pues, y únete al pueblo.

En ese instante, ni bien Moisés se dio vuelta para descender hacia el pueblo de Israel, los cielos se abrieron, y los misterios celestiales fueron revelados al boquiabierto pueblo de Israel en un inolvidable y temerosamente inspirador instante.

Moisés llevó las palabras de Di-s al pueblo:

—No soy como los reyes terrenales, los gobernantes y príncipes de las naciones. No necesito sirvientes que me abran el camino, ni edecanes que extiendan rojos tapices a Mis pies. No necesito velas para iluminar Mi palacio, ni tapices para colgar en Mis paredes.

He extendido los azules cielos encima Mío, y todo el extenso universo es Mi palacio, iluminado por Mi propia y brillante luz. El verde pasto y las fragantes flores son Mi alfombra real, y el soles solo una de Mis antorchas. El mundo es mío, y Yo soy el Rey.

Por eso, ahora, si acudís a Mi voz, y obedecéis Mis mandamientos, os transformaré en un reino de sacerdotes y una nación santa — súbditos merecedores del Rey de Reyes.

E Israel sabía cuán verdaderas eran las palabras de Di-s.

Nunca respiró sobre esta tierra un rey que pudiera compararse con El, pues Di-s es Todopoderoso. Su sabiduría sin límites y Su piedad sin fin.

Cuando concluyó la lectura de los mandamientos, su pueblo replicó como un solo hombre 'Lo haremos y obedeceremos'.

En ese momento, seiscientos mil ángeles descendieron del cielo, cada uno para dirigirse a un judío:

Has hecho una sabia elección, Di-s se alegra de que estés preparado a obedecer cada mandamiento Suyo, el más pequeño como el mayor. Y porque has elegido este camino, mira los hermosos regalos que te traemos.

Entonces, los ángeles dieron a cada judío dos hermosas coronas de gloria. Una por prometer "hacer", y la otra por prometer "obedecer" las palabras de Di-s.

El amanecer del sexto día encontró a todos los judíos reunidos alrededor del Sinaí, plenos de emoción y a la expectativa.

Un gran silencio descendió sobre la tierra.

Todo movimiento cesó, y cada cosa quedo quieta.

Ningún pájaro cantó, ningún buey mugió en el campo.

Las aguas de los mares permanecieron inmóviles, y ni una ola subió o bajó. Ni las hojas se movían pues el viento no soplaba. El mundo entero aguardaba conteniendo el aliento, en suspenso. Pájaros, bestias, hombres, todos estaban bajo el hechizo del gran evento que se avecinaba.

Y entonces, en medio de este silencio completo, las palabras de Di-s explotaron como un trueno, "Yo soy el Señor, vuestro Di-s... ".

¡Cómo agitaron estas palabras al mundo hasta sus mismos cimientos! Llenaron por completo el universo y resonaron a través de la tierra. El bebé más pequeño y la cabeza más gris, temblaron por igual ante tanta gloria y santidad. Las montañas temblaron, y el mar rugió. Relámpagos iluminaron los cielos, y se oyó el furor del trueno, Y las palabras, una vez que Di-s las hubo pronunciado, se transformaron en llamas, que flotaron en el espacio.

Solo después de que cada judío hubo aceptado los mandamientos, los inscribió Di-s sobre las Tablas.

La llama proveniente de las palabras de Di-s creció en luminosidad cegando a Israel con su brillo y llenando sus corazones de temor.

Cuando la Torá miró hacia abajo y vio a Israel casi muerto de terror, se volvió hacia Di-s y dijo:

—De qué servirá que se me dé a unos cuerpos sin vida? ¡Yo debo ser fuente de vida para ellos, no la causa de su muerte! Revívelos, oh Di-s, para que puedan gozar con Tu gran presente!

Entonces un dulce rocío cayó sobre Israel, reviviéndolos y dándoles coraje y fuerzas para oír el resto de las palabras de Di-s.

Mientras Israel estaba parado reverente ante el Monte Sinaí, los ángeles descendieron desde los cielos, trayendo los mandamientos de Di-s.

De igual manera, como uno que presenta con cariño joyas preciosas, así los ángeles entregaron los mandamientos a Israel, mostrándole la belleza de cada ley, la recompensa por obedecerla, y el castigo por su infracción.

EL. MUNDO SE INQUIETA

El pueblo de Israel no estaba solo en su miedo ante el temblor que agitó al mundo y las llamas que flotaban en el espacio.

Los gobernantes y reyes de todas las naciones fueron presa del pánico y se apresuraron a preguntar a Bilám la causa del extraño fenómeno.

—LEs que Di-s se dispone a destruir el mundo con un nuevo diluvio?

—No —replicó Bilám— Ya ha prometido que nunca más ha de causar otro diluvio sobre la tierra.

Esta respuesta no aquietó sus temores.

— ¿Entonces, quizás piense destruir el mundo con fuego esta vez?

—No —replicó Bilám— Está entregando Su Torá a Israel. Contentos con esta respuesta, los príncipes de las naciones regresaron a sus palacios.

DI-S ES JUSTO

Moisés era muy sabio.

Y no era de extrañar.

Di-s mismo le había enseñado toda clase de ciencias y sabidurías.

Además había abierto sus ojos para permitirle ver todo lo que sucedería en futuras generaciones. Moisés pudo ver a todos los reyes, jueces y líderes de Israel que le sucederían, a través de las edades.

¡Qué magnífica visión! Como por una pantalla, la gente buena y justa desfilaba ante sus ojos; pero también vio hombres malvados y crueles.

Vio las sonrisas de la gente feliz, y las lágrimas de los pobres y los infelices. A Moisés le pareció que, por extraño que fuere, las personas buenas, nobles y justas, eran en su mayoría pobres, mientras que los ricos y poderosos eran generalmente malvados.

— ¡Oh, bueno y justo Di-s, Juez Supremo del mundo! —exclamó Moisés— ¿Cómo puedes soportar tanto mal y tanta injusticia? ¿Por qué prosperan los malvados mientras sufren los justos? Te imploro, Oh Di-s, ayúdame a comprenderlo, a entender Tus actos, Tus leyes de justicia, para que pueda alabar Tu sabiduría y piedad y enseñarlas a todos.

—He escuchado tus oraciones, mi siervo Moisés —contestóle el Creador— Te mostraré Mi justicia. Será, sin embargo, una breve mirada, pues ningún ojo humano puede verlo todo. Ahora abre tus ojos y contempla lo que te muestro.

Moisés abrió los ojos y vio.

Vio un arroyo que corría pacíficamente colinas abajo.

Sus aguas, puras como el cristal, brillaban al sol.

De pronto apareció un caballero montado en su magnífico corcel. El jinete se detuvo ante el arroyo, desmontó y llevó a su caballo hasta el agua. Observó mientras su caballo bebía, y luego se arrodilló y también él bebió del agua clara y fresca.

Mientras estaba agachado, su bolsa con el dinero se deslizó de su bolsillo) mas el caballero no se percató de ello.

Habiendo bebido, jinete y caballo se alejaron tan rápidamente como habían llegado.

Poco después, un joven pastor apareció sobre la colina, dirigiendo sus ovejas hacia el agua.

Habiendo dado de beber al rebaño, se aprestaba a dejar el lugar, cuando avistó la bolsa.

— ¡Viva! — gritó, al levantarla y comprobar que estaba repleta de monedas de oro y plata— ¡Que suerte! —exclamó nuevamente. Se acabaron mis sufrimientos. Basta de malos tratos y azotes. Dejaré a mi amo inmediatamente y regresaré al lado de mi querida madre. Compraremos un campo y una casa y viviremos felices para siempre.

La alegría del muchacho era incontenible, mientras guiaba el rebaño de vuelta al hogar, con más vigor que nunca.

El polvo ya se disipaba sobre la orilla del arroyo cuando un anciano llegó bajando trabajosamente la colina. Tenía aspecto cansado y se apoyaba pesadamente sobre su bastón.

Cuando finalmente llegó a orillas del arroyo, se acomodó sobre la arena, extrajo unos trozos de pan viejo que procedió a mojar en el agua y comió. Luego puso su atado debajo de su cabeza y pronto estuvo profundamente dormido.

Entretanto, el caballero había descubierto su pérdida.

Sabía que debió perder el dinero cuando se agachó a beber en el arroyo, de manera que dio media vuelta y emprendió a rápido galope el retorno hacia el lugar.

— ¡Eh, tú! ¡Despierta, mendigo! —le gritó al viejo que dormía, mientras lo zarandeaba con ambas manos.

El viejo mendigo se despertó, sobresaltado

— ¿Qué queréis?

— ¡Sabes muy bien qué es lo que quiero! ¡Vamos, devuélveme mi bolsa, ahora mismo!

—Debéis estar fuera de vuestro sano juicio, hombre —replicó el mendigo— ¿Por qué no me dejáis dormir?

—Escucha, viejo ladrón —rugió el caballero— Se me cayó mi bolsa aquí hace un rato, y tú eres el único que la pudo haber recogido. ¡Es mejor que me la entregues o te mataré!

El pobre mendigo sólo atinó a reírse, mas el furioso caballero sacó su espada y la hundió en el cuerpo del anciano.

A continuación revisó el atado de éste y sus bolsillos, pero en vano, no pudo encontrar ni rastros de su bolsa.

Se encogió de hombros, sorprendido, montó y se alejó a todo galope. Al ver este asesinato a sangre fría, Moisés quedó anonadado.

— Oh, Di-s —exclamó— ¿cómo pudiste dejar que un viejo, inocente indefenso hombre, fuera brutalmente muerto, mientras que el verdadero culpable, el joven pastor, se alejaba con el tesoro?

—No te apresures —llegó la respuesta de Di-s— ¿Ves esa escalera allá? Sube en ella un escalón y observa. Ningún ojo humano vio jamás tanto, pero tú verás cómo se hace justicia, y que todos Mis modos de actuar son justos.

Moisés ascendió por la escalera indicada por Di-s.

Una escena enteramente diferente se abrió ante sus ojos.

Vio un granjero rengo que caminaba con una muleta, y un niño pequeño a su lado, tomado de su mano mientras caminaban.

Vio un salteador emboscado que de pronto se abalanzó sobre el granjero, lo apuñaló, tomó su bolsa y se alejó corriendo... Un jinete que pasaba escuchó los gritos del niño, pero permaneció indiferente... Tranquilamente, recogió la bolsa que el ladrón había dejado caer en su apuro, y se alejó en su caballo...

Nuevamente quedó Moisés horrorizado pero pronto escuchó la palabra de Di-s.

—Escúchame, Moisés, y lograrás comprender que gobierno al mundo con justicia. El mendigo que viste asesinar a orillas del arroyo es el mismo que mató al granjero rengo y le robó su dinero. El jinete que observó indiferente el asesinato, ejecutó él mismo al asesino más tarde, pues era el caballero que perdió la bolsa en el arroyo. Había encontrado la bolsa que el mendigo robó al granjero, pero no la devolvió al niño. De manera que también la perdió. El pastor era el hijo del granjero, y como legítimo heredero, finalmente obtuvo el dinero. ¿Ves, ahora, que aquel que derrama la sangre de un hombre inocente, su sangre será a su vez derramada, y nadie se beneficia con el robo?

Entonces exclamó Moisés: "El Di-s leal, sin iniquidad, justo y equitativo es El" (Deuteronomio 32:4).

Extraído de “Shavuot, día de días” . Gentileza de Kehot Lubavitch Sudamericana. Todos los derechos reservados.


SHAVUOT: Bikurim (Las Primicias)

Shavuot —el festival que conmemora la entrega de la Torá en el Monte Sinaí— se conoce también, como ya hemos mencionado, con el nombre de Festival de la Cosecha —Jag Hakatzir— o Día de los Primeros Frutos—Jag Habikurim.

Nadie trabaja más duro que el agricultor, y, simultáneamente, nadie tiene tanta inseguridad sobre los frutos de su trabajo como éste.

El labrador depende completamente de los "elementos" de la naturaleza.

Se necesita sol, pero no demasiado, para que no se produzca una sequía que arruine lo plantado. Se precisan lluvias, pero a su exacto y debido tiempo. El rocío, el viento, la temperatura — todos son factores importantes. ¿Qué puede hacer el pobre agricultor más que rogar a Di-s para que El bendiga el producto de sus manos y le brinde una buena y abundante cosecha?

No es de extrañar, pues, que la época de la cosecha fuera ocasión de gran regocijo en la antigua Tierra de Israel.

El campesino judío sabía que todo lo debía al querido y piadoso Di-s.

Para no olvidar esta verdad, decimos en nuestras oraciones diarias (en el Shemá) "Y ocurrirá si obedecéis Mis mandamientos... entonces daré las lluvias de vuestra tierra en su temporada... y recogeréis vuestro grano, vuestro vino y vuestro aceite." (Deuteronomio 11:13,14).

La época de la cosecha, en la vieja Israel, comenzaba en Pesaj, cuando el grano de cebada comenzaba a recogerse, y el "Omer" se llevaba al Templo como ofrenda de Gracias.

Pronto, maduraban los otros granos y frutas, pero "Bikurim", la ofrenda de los primeros frutos maduros, no debía llevarse al Templo antes de Shavuot.

Durante todo el verano, desde Shavuot hasta Sucot, había tiempo para traer Bikurim al Sagrado Templo.

Los Primeros Frutos debía ser traídos solamente de las "siete especies" por las cuales se alaba a la Tierra de Israel: trigo, cebada, uvas, higos, granadas, aceitunas y dátiles (Deut. 8:8).

Todo un tratado de la Mishná está dedicado al tema de Bikurim y lleva su nombre. Aquí encontramos las diversas leyes: sobre quién recaía la obligación de llevar Bikurim, quién estaba exento de hacer la Declaración, y finalmente, quién estaba exento de ambos. No entraremos en el detalle de estas leyes, sino que daremos la muy interesante descripción de toda la ceremonia, que encontramos en la Mishná.

Cuando un hombre iba a su campo, huerta o viñedo, y veía por primera vez un higo maduro, o un racimo de uvas maduro, o una granada madura, la envolvía con un junquillo y decía: "Estos son los Primeros Frutos".

Imaginen qué tentación era para el campesino el arrancar el primer higo maduro y llevarlo a la boca. Pero no se entregaba a la tentación, sino que lo designaba como ofrenda a Di-s por la buena cosecha.

Recogiendo todos los Primeros Frutos, y agregándoles muchos más, de entre los mejores, el agricultor se dirigía a la ciudad más próxima y desde allí, junto con sus colegas, se dirigía a la ciudad de Maamad —la principal del distrito—.

Allí, reunidos en el mercado bajo un cielo limpio y azul, los campesinos pasaban la noche. Temprano por la mañana, el oficial del Maamad los despertaba llamando: "Levantaos vosotros, y vayamos hasta Sión, a la Casa de nuestro Di-s".

Aquellos campesinos que vivían cerca de Jerusalem traían los frutos frescos, pero aquellos que vivían lejos traían higos secos y pasas de uvas, para que la fruta no se arruinara en el camino.

Los frutos se llevaban en canastas decoradas. Los ricos llevaban canastas de oro y plata, mientras que los pobres utilizaban canastas confeccionadas con ramillas de sauce peladas. Muchos llevaban palomas vivas consigo, junto con la canasta, como sacrificios.

Cuando más se acercaban los peregrinos a Jerusalem, mayor era su número, y su alegre espíritu.

Al frente de la impresionante procesión marchaba un hermoso buey, futura ofrenda. Sus cuernos estaban cubiertos con oro, y un collar de hojas de olivo adornaba su cuello. Una flauta sonaba ante ellos, hasta llegar a Jerusalem. Cuando llegaban a las cercanías de la ciudad, los gobernantes y prefectos, jefes de los sacerdotes y jefes de los Levitas y los oficiales del Templo, salían a recibirlos.

También todos los artesanos de Jerusalem solían salir e inclinarse ante los recién llegados, diciendo: 'Hermanos de tal o cual lugar, sed bienvenidos'.

La procesión continuaba hasta llegar al Monte del Templo, precedida por los flautistas. Cuando llegaban al Monte del Templo, cada uno, hasta el mismo rey, ponía su canasta sobre el hombro y entraba hasta el Patio del Templo.

Cuando los portadores de Bikurim llegaban al Templo, los Levitas cantaban: '¡Y Te exaltaré, Oh Señor, pues Tú me Has elevado e impedido que mis enemigos triunfen sobre mí" (Salmo 30).

Las palomas atadas a los canastos eran entonces sacrificadas, y lo que el pueblo traía en sus manos era entregado a los Sacerdotes.

Mientras el canasto estaba todavía sobre su hombro, cada portador de Bikurim recitaba la "Declaración" (Deut. 26:5). Esta Declaración contenía, en pocas palabras elegidas, la antigua historia de nuestro pueblo, incluyendo la esclavitud egipcia y la liberación. Concluía con las palabras: "Y Él nos ha traído hasta este lugar, liberándonos, y nos ha dado esta tierra, una tierra que rebalso de leche y miel. Y ahora, he aquí que he traído los Primeros Frutos de esta tierra que Tú, Oh Señor, me has dado" (Deut. 26:10).

Luego dejaba el canasto al lado del altar, se inclinaba y salía.

Luego de la grande e impresionante ceremonia de la ofrenda del Bikurim, Jerusalem se convertía en una ciudad de solemne alegría y regocijo, de acuerdo con el mandamiento: "Y te alegrarás por todo lo bueno que el Señor, Tu Di-s, te ha dado a ti ya tu casa; tú, el Levita, y el extraño que se encuentre entre vosotros" (Deut. 26:11).

Extraído de “Shavuot, día de días” . Gentileza de Kehot Lubavitch Sudamericana. Todos los derechos reservados.


martes, 26 de mayo de 2009

SHAVUOT: Leyes y Costumbres

Leyes de Shavuot

(Selección extraída del libro "Shuljan Aruj", por Rabí Abraham Hassan, © Ed. Jerusalem de México)


1. Desde Rosh Hodesh Siván hasta 6 días después de Shavuot no se dice Tahanún.

2. Debemos purificamos y santificamos la víspera de Shavuot para completar el período de preparación de 7 semanas del Omer que preceden la recepción de la Torá.

3. Shavuot se celebra en la Diáspora los 2 días del 6 y 7 de Siván. Son dos días de Yom Tov. (Días festivos)

4. Se acostumbra adornar con flores las sinagogas y los Sifré Torá. (Libro de la Torá)

5. Si no se hicieron los adornos en la víspera de Shavuot, puede hacerlos en Shavuot mismo, a condición de preparar de antemano flores para este objetivo.

6. Si la víspera de Shavuot cae en Shabat, no se pueden hacer los adornos ese día, aun si las flores fueron preparadas de antemano el viernes, pues no se deben hacer arreglos en Shabat para el Yom Tov.

7. Se acostumbra tomar en Shavuot comidas lácteas (y también con miel)

8. En la noche de Shavuot, el Kidush se dice no antes de la caída de la noche, pues Shavuot entra una vez transcurridas 7 semanas enteras a partir de Pesah, y el día 49 sólo se completa a la caída de la noche.
Bendito eres Tú, Señor, nuestro Dios, Rey del Mundo, creador del fruto de la vid
Bendito eres Tú, Señor, nuestro Dios, Rey del Mundo, que nos has escogido, entre todos los pueblos y nos has exaltado por encima de todas las lenguas y nos santificaste con Tus preceptos, Señor, nuestro Dios con amor (el shabat para reposo), festividades para alegría; solemnidades y fechas para regocijo (este día del Shabat y) este día de la celebración de Shavuot, fecha de otorgamiento de nuestra Torá., (con amor); de convocación santa como rememoración del éxodo de Egipto. Pues a nosotros nos has elegido, y a nosotros has santificado de entre todos los pueblos (y el Shabat) y Tus santas fechas (con amor y agrado), con alegría y regocijo, nos has impartido. Bendito eres Tú, Señor, que santificas (el Shabat y) a Israel y a las Fechas.

9. La segunda noche de Shavuot se puede decir Arbit y Kidush aun antes de caer la noche.

10. Se acostumbra trasnochar la primera noche de Shavuot para estudiar el Tikún Shavuot que comprende trozos de Tanaj (Biblia) y de Zohar en honor a la Torá que recibimos nuevamente en esta fecha. Una gran importancia es atribuida a ese estudio.

11. Se suele recitar durante Shavuot, Meguilat Rut, el libro de Rut que fue la antepasado del Rey David, nacido y fallecido justamente el día de Shavuot, así como Hazaarot, poemas conteniendo los 613 Mandamientos de la Torá.

Oraciones de ShavuotArbit (Rezo) de la Noche de Shavuot

Se recita el salmo 68 Lamnatsea-h- Yakum Elo-him, seguido del medio Kadish. Se reza como en Shabat hasta el fin de Hashkivenu, luego se dice Ele Moadé.. medio Kadish, Amidá de Yom Tov Beyom "Hag Hashavuot Hazé Uvyom TovZemán Matan Toratenu. Después de la Amidá se dice Kadish Titkabal, el salmo 122 Samahti, Kadish Yehé Shelamá Rabá, Barejú, Alenu Leshabeah, Yigdal. Las dos noches se menciona Shehe-heyanu en el Kidush.

Shajarit de los dos primeros días de Shavuot

1. Se recita el Shajarit de Yom Tov (Shalosh Regalim), con el Halel completo. Al momento de sacar el Sefer Torá se acostumbra leer la Ketubá (contrato de matrimonio) adaptada alegóricamente a la unión entre Israel y la Torá.

2. Los dos días de Shavuot, se sacan 2 Sifré Torá y se llama a 5 personas al primero (7 personas si Yom Tov cae en Shabat) y el Maftir al segundo. Se dice medio Kadish después de la lectura de la Parashá en cada Sefer Torá. Después de la Haftará se dice Musaf de Yom Tov (Shalosh Regalim).

Parashiyot y Haftarot de los dos días de Shavuot

Primer día: 1er. Sefer Torá: Bajodesh Hashelishí.(Exodo 19:1-20:23) Parashá que relata la convocación del pueblo ante el Monte Sinai para recibir la Torá y la transmisión de los Diez Mandamientos.2do. Sefer Torá: Uveyom Habikurim (Bamidbar 28:26-31)Haftará: Vayhi Bishloshim Shaná (Yeheskel 1:1-28-3:12)

2. Segundo día: 1er. Sefer Torá: Kol Habejor (en Shabat se añade el trozo precedente: Aser Teaser)(Deuteronomio 14:22-16:17)2do.Sefer Torá: idem primer dia Haftará: VeHashem Behejal Kodsho (Hababuk 2:20-3:19)

Noche de salida de Shavuot

Se dice Arbit como en los días de semana, añadiendo en la Amida: Atá Honantanu. Después de Arbit, se dice Havdalá sobre el vino con sólo dos Berajot: Haguefen y Hamavdil. Se acostumbra recitar Birkat Halevaná a la salida de Arbit.

Símbolos y costumbres

(selección extraída del libro "Shavuot" por Rabino Dr. Nissan Mindel, © Ed. Kehot Lubavitch Sudamericana)

Los Cuatro Nombres de la Festividad

La Festividad de Shavuot constituye el segundo de los Tres Festivales de Peregrinación (los otros dos son Pesaj y Sucot) en los que, de acuerdo al mandato bíblico, cada judío debe presentarse en el Gran Templo de Jerusalem.En general, esta Festividad es conocida con los siguientes nombres:

1. Zman matan torateinu - Epoca de la Entrega de nuestra ToráEn el sexto día del mes de Siván (era un día Shabat), del año 2448 luego de la Creación, (1312 antes de la E. Común) Di-s nos dio la Torá en el Monte Sinaí. La Fiesta de las Semanas (Shavuot), el 6 y 7 de Siván, conmemora este gran evento.

2. Jag Hashavuot - Fiesta de las SemanasEste festival recibe tal nombre pues se celebra al finalizar las siete semanas de Sefirat Haomer, cuya cuenta diaria se había emprendido en la segunda noche de Pesaj.

3. Jag Hakatzir - Festival de la cosechaEn la Tierra de Israel, ésta era la época de la cosecha, especialmente aquella de trigo. Las primeras ofrendas de la nueva cosecha se hacían bajo la forma de dos panes de trigo -Shtei Halejem-.

4. Iom Habikurim - Día de las primiciasEl Festival de Shavuot marcaba, además, el principio de la época para ofrendar los "primeros frutos" -Bikurim- cuando el Santo Templo existía en Jerusalem. También lleva este nombre debido a la ofrenda de los "Dos panes" - que recibían el nombre de "primeros frutos" de la cosecha de trigo.

Símbolos y Costumbres

En la Mishná y en el Talmud, el festival de Shavuot se llama generalmente "Atzeret", es decir "asamblea solemne", o "festival del cierre" (no debe ser confundido con Sheminí Atzeret, el octavo día de Sucot). La razón es que se considera a este festival como concluyendo el festival de Pesaj, con el cual está conectado de muchas maneras (tal como Sheminí Atzeret es la "extensión" de la Fiesta de Tabernáculos Sucot).

Shavuot quiere decir no sólo "semanas" (Shavúa) sino también "juramentos" (Shevuá). El nombre indica los dos juramentos que Di-s e Israel intercambiaron el día de la Entrega de la Torá, de permanecer fieles el uno al otro, por siempre.

A Shavuot se lo llamaba "Pentecostés" ("Quincuagésimo") por los judíos griegos, porque se celebra cincuenta días después de la ofrenda del Omer.

Los Dos Panes de Trigo que eran traídos como señal de gracias en la época del Bet Hamikdash (Sagrado templo de Jerusalem), simbolizaban la naturaleza dual de nuestra Torá: la Torá Escrita (Torá Shebijtav) y la Torá Oral (Torá Shebealpé) que se dieron simultáneamente en el Monte Sinaí.

En muchas comunidades se acostumbra decorar la sinagoga con Yuyos, flores y plantitas para el festival de Shavuot. La razón es doble:a) Shavuot es el Día del Juicio para los árboles frutales.b) En recuerdo al Monte Sinaí que estaba rodeado de verdes pastos, evidenciado por el hecho de que se ordenó que el ganado y las ovejas no pastaran al pie de la Montaña de Di-s.

En la primera noche de Shavuot, es costumbre regresar a la sinagoga luego de la comida, para leer el "Tikún leil Shavuot".El libro ("Preparativos para la Noche de Shavuot"), contiene: los versos iniciales y finales de todas las Secciones semanales del Jumash -Pentateuco-, los párrafos primeros y últimos de los Profetas y las Sagradas Escrituras, las Mishnaiot, partes del Zohar, etc. Algunos capítulos especiales de la Torá (como el Cruce del Mar Rojo, la Entrega de la Torá, los Diez Mandamientos, el Shemá, etc.) se dan completos. También la enumeración de los 613 preceptos, tal como los enumera Maimónides con su división en "positivos" (Mitzvot Asé) y "negativos" (Mitzvot Lo Taasé). Muchos judíos pasan toda la noche recitando el "Tikún".

Para la lectura de los Diez Mandamientos de la Torá, el primer día de Shavuot por la mañana toda la congregación se pone de pie y la escucha de pie.

Algunos judíos observan la costumbre de comer en Shavuot pasteles de crema o miel porque la Torá se asemeja a la leche y la miel.

La costumbre de comer "blintzes" de queso en Shavuot se basa en un juego de palabras hebreas.La palabra hebrea para queso es "Gueviná", que nos recuerda la "controversia" de las montañas más altas, cada una pretendiendo ser ella más merecedora que la de Sinaí para el privilegio de recibir la Torá. Por eso se las llamó "Gavnunim" (Salmos 68:17) - "jorobas", por su falta de modestia, mientras que la de Sinaí fue elegida por su humildad (Talmud, Meguilá 29a).
Algunos judíos observan la costumbre de comer "Kreplaj" (ravioles de tres puntas) en Shavuot.La razón es recordamos la Torá aún durante las comidas. Pues todo lo que tenía relación con la entrega de la Torá es de naturaleza triple:La Torá -que consiste en el Jumash, Profetas y los Hagiógrafos (Tanaj) fue dada a Israel -compuesto de Sacerdotes, Levitas e Israelitas- a través de Moisés -el tercer hijo de Amrám- luego de tres días de preparación, en el tercer mes (Siván).

La costumbre, observada en muchas sinagogas, de leer el Libro de Ruth en el segundo día de Shavuot tiene varias razones:a) Shavuot es el cumpleaños y también aniversario del fallecimiento del Rey David, y el Libro de Ruth da la información sobre sus antepasados. Boaz y Ruth fueron los bisabuelos de David.b) Las escenas de la cosecha son apropiadas para el Festival de la Cosecha.c) Ruth fue una conversa sincera, que abrazó el judaísmo con todo su corazón. Similarmente, en Shavuot, todos los judíos eran prosélitos, habiendo aceptado la Torá y todos sus preceptos.

http://www.tora.org.ar/

lunes, 25 de mayo de 2009

SHAVUOT:El Razonamiento de Hashem

Hashem quería dar el Primero de los Diez Mandamientos. En aquel momento, Moshé estaba sobre la cima de la montaña. Hashem le ordenó descender.

El razonamiento de Hashem fue similar. "Si Moshé permanece en la cima," El dijo, "el pueblo puede no estar seguro de que ellos realmente escucharon los Diez Mandamientos de Mí. Podrían pensar que fue la voz de Moshé. Que él por lo tanto descienda primero, y luego Yo pronunciaré los Diez Mandamientos. Hashem por consiguiente ordenó a Moshé, "Baja y advierte al pueblo que ellos no deben apiñarse más allá del límite fijado para ellos al pie de la montaña, a pesar de su anhelo de verme a Mí. Todo el que toque Har Sinai morirá. Después de la partida de la shejiná (Presencia Divina), una vez más serán autorizados a ascender la montaña."

"Ya les he transmitido esta advertencia," replicó Moshé.

"No obstante, adviérteles una segunda vez. ¡Ahora es el tiempo cuando la advertencia se aplica!" Hashem le dijo. "Después de haberles advertido, tú, Aharón, y los hijos primogénitos que realizan la avodá (servicio) pueden ascender a la montaña, y cada uno puede asumir su posición designada. ¡El pueblo debe permanecer al pie de la montaña; los primogénitos pueden ascender más alto, Aharón aún más alto, y tú a la misma cima!" Tan pronto como Moshé hubo descendido, Hashem comenzó a hablar, diciendo, "Yo soy Hashem, Vuestro Di- s...."

Hashem primero pronunció todos los Diez Mandamientos simultáneamente. Esta era una proeza la cual está más allá de capacidad humana. El propósito de este milagro fue demostrar claramente que los Diez Mandamientos vinieron directamente de El. Ningún ser humano, demonio o ángel hubiera podido realizar tal milagro. Después de ello, El repitió cada Mandamiento separadamente.

Tan pronto como Hashem exclamó, "ANOJI," "Yo soy" la Creación fue silenciada. Los pájaros no gorjearon ni volaron en el cielo; los bueyes no mugieron; los ángeles no dijeron shirá (cántico); el océano no se agitó. El universo entero estaba quieto mientras la voz de Hashem estalló. Esto sirvió como una demostración irrefutable de la certeza de que nada existe además de El. Cada uno de los Diez Mandamientos fue dirigido a K'lal Israel en la forma singular. Así, ningún Judío podría excusarse él mismo, diciendo, "Es suficiente si otro cumple la Torá." Cada Judío debe sentir una obligación personal de guardar la Torá de Hashem, desde que ella le fue dirigida directamente a él.

Los Diez Mandamientos contienen en conjunto 620 letras, de tal modo simbolizando que los Diez Mandamientos son la esencia de la Torá. Puesto que la Torá contiene 613 mitzvot, y los jajamím instituyeron siete mitzvot adicionales, produce un total de 620 mitzvot. Además de escuchar los Diez Mandamientos básicos, Benei Israel también previeron la miríada de detalles incluídos, todos los Midrashím (alegorías) vinculados a cada Mandamiento, toda halajá, kal vajómer y guezerá shabá contenidos en ese respecto.

El Primer Mandamiento: Creer en la Existencia y Providencia de Hashem

"Yo soy Hashem, vuestro Di-s, Quien os sacó a vosotros fuera de la tierra de Egipto de la casa del Faraón donde vosotros fuísteis esclavos."

"Yo soy tanto Hashem, un Di-s misericordioso para aquéllos que me obedecen a Mí, como elokeja, un Di-s punitivo para uno que rehúsa escucharme a Mí." La obligación impuesta por el Primer Mandamiento es creer en la existencia de un Creador omnipotente; saber que El ejerce continua Providencia sobre el universo, que El es la Fuerza que dicta todas las leyes naturales, y que El sustenta y provee para todas las criaturas, de la más diminuta a la más grande.

Esta mitzvá no está limitada a tiempos específicos (como la mayoría de las mitzvot); más bien, la conciencia de la existencia y poder de Hashem deben constantemente preocupar al Judío.

¿Por qué escogió Hashem describirse a Sí Mismo como el "Di-s que sacó a los Benei Israel fuera de Egipto?"

Hashem se presentó a Sí Mismo a los Benei Israel en Har Sinai como el Di- s que los había redimido a ellos, con ello recordándoles su especial obligación hacia El. (El no empleó la descripción, "Di- s, Señor del Universo," dado que aquel término general no obligaría en sí mismo a K'lal Israel a guardar la Torá.)

El Segundo Mandamiento: No Servir Idolos

"¡No tendréis otros dioses!"

El término "otros dioses" no implica, jas veshalom, que existen otros dioses además de Hashem. La Torá se refiere a los ídolos como "dioses" dado que aquella terminología es empleada por sus adoradores ( a pesar de que en realidad ellas son imágenes impotentes). La palabra "otros" no se refiere a la relación entre Hashem y los ídolos, sino más bien a los ídolos en relación uno con el otro. Dado que los adoradores de ídolos continuamente cambian sus deidades, rechazando las antiguas y volviéndose a otras diferentes en su lugar, el término "otros" dioses significa dioses los cuales son frecuentemente intercambiados por otros por sus adoradores.

Este Mandamiento implica que está prohibido creer en cualquier poder además de Hashem, adorar ídolos, o inclinarse a ellos. Nuestros jajamím (sabios) prohibieron inclinarse ante un ídolo aún sin intención de adorarlo. Tampoco está permitido tener un ídolo en posesión de uno aún si uno no lo adora. Este Mandamiento también incluye la prohibición de hacer una estatua de un ser humano o de cualquier criatura u objeto en el universo.

El Tercer Mandamiento: No pronunciar el Nombre de Hashem en Vano

Está prohibido emplear mal el Nombre de Hashem mencionándolo en conjunción con un juramento innecesario o falso. Hashem dice, "No empleéis mal Mi Santo Nombre. Recordad que Abraham apeló a este mismo Nombre y fue salvado de la caldera ardiente. Moshé apeló a él, y el Iam Suf (Mar rojo) fue partido en doce partes; Iehoshúa lo llamó, y fue asistido; Ioná lo llamó en el interior del pescado y fue salvado. El Nombre de Hashem es invocado por los enfermos y enfermizos, y ellos son curados; por los transidos de dolor, y ellos son consolados. ¡Cuidáos de ser descuidados en mencionar el Nombre de Hashem, porque uno que pronuncia el Nombre de Hashem en vano no saldrá impune!" Un figurativo "mal empleo del nombre de Hashem" sería exhibir una apariencia falaz de rectitud mientras en realidad se actúa inicuamente.

El Cuarto Mandamiento: Observar el Shabat

Este Mandamiento incluye la prohibición en contra de realizar cualquiera de las treinta y nueve Labores principales prohibidas en Shabat. Además de esto, el Shabat debe ser distinguido por nuestro hacer una berajá (bendición) cuando el Shabat comienza y a su conclusión. Esto nosotros lo cumplimos haciendo kidush y havdalá. Shabat debe ser singularizado con deliciosos alimentos especiales y por el usar vestimentas especiales.

Una persona es reembolsada por todas las expensas en las cuales incurre en honor del Shabat. A pesar de que el ingreso de toda persona es determinado en Rosh Hashaná para el año entero, las cantidades gastadas en honor de Shabat, Iom Tov, Rosh Jodesh, y para cuotas pagadas para el aprendizaje de la Torá de sus hijos no están incluidas en esta cantidad fija. Si gasta más, Hashem la compensará con más; si escatima, Hashem en consecuencia le devolverá menos.

El día de Shabat debe ser un tiempo para ocupaciones espirituales, Torá, y tefilá (plegaria). Una persona no debe pensar acerca de la labor incompleta de la semana sino más bien apartar su mente de sus ocupaciones mundanas.

Quienquiera que descansa en el séptimo día testifica que Hashem creó el mundo en seis días.

El Quinto Mandamiento: Honrar a los Padres

"¡Honra a vuestro padre y a vuestra madre!"

Esta mitzvá obliga a uno a atender a las necesidades de sus padres, ocuparse de que ellos tengan comida, bebida, y vestimenta. (El no está, sin embargo, obligado a gastar de su propio dinero, para esto los padres deben proveer el dinero.) El debe acompañarlos cuando salen y atender todos sus requerimientos. Debe dirigirse a ellos de una manera cortés.

Incluidos en esta mitzvá están los mandamientos de honrar a un hermano mayor y a la segunda/o esposa/o del padre o la madre.

Existen tres socios en la creación de una persona: Hashem, su padre, y su madre. Si las personas honran a sus padres, Hashem dice, "Yo lo considero como si Yo moré en su medio y ellos me honraron a Mí." Si una persona causa a sus padres irritación, Hashem dice, "¡Es bueno que Yo no moro en su medio, porque si Yo hubiera estado entre ellos, me hubieran provocado a Mí también!"

La recompensa por honrar a los padres es longevidad en olam habá (mundo venidero). Si bien la principal recompensa por la mitzvá está reservada para el mundo venidero, es una de las mitzvot de las cuales una persona también recibe beneficio en este mundo.

Cuando los reyes de las naciones oyeron el Primer Mandamiento de Hashem, no fueron impresionados. Arguyeron, "¿Qué soberano desea ser negado? Hashem, al igual que cualquier otro rey, comanda que El sea reconocido." Cuando escucharon acerca del Segundo Mandamiento, similarmente observaron, "¿Existe algún soberano que tolerará a otra autoridad? Hashem, al igual que todos los reyes, quiere ser adorado El solo. ¡Ese es el por qué El decretó que nadie sirva otros dioses!" Tampoco fueron conmovidos por el Tercer Mandamiento, comentando, "¿Qué rey querría que sus súbditos juraran falsamente en su nombre? Tampoco Hashem lo quiere." Acerca del Shabat dijeron, "¡Desde luego, todos los reyes gustan que su día especial sea celebrado!" Pero cuando escucharon acerca de la mitzvá de honrar a los padres, todos los reyes se levantaron de sus tronos y alabaron a Hashem, admitiendo, "Si alguien en nuestros círculos es elevado a un noble rango, inmediatamente niega a sus padres. Hashem actúa diferentemente. ¡El ordenó que todos honren a sus padres!"

Los reyes entonces entendieron retroactivamente que todas las mitzvot de Hashem no fueron dadas, como originalmente imaginaron, a fin de honrar a Hashem. Las mitzvot fueron presentadas para el beneficio de los seres humanos.

El Sexto Mandamiento: No Matar

"¡No mataréis!"

Uno que vierte sangre mutila a la shejiná. (Presencia Divina)

El emperador ordenó que estatuas de sí mismo fueran erigidas en su recientemente conquistada provincia y que monedas llevando su imagen debían ser acuñadas. El populacho demostró su desprecio por el nuevo conquistador derribando las estatuas representándolo y destruyendo las monedas que llevaban su grabado.

Similarmente, cuando uno mata a un ser humano quien fue creado a imagen de Hashem, es como si él hubiera dañado a Hashem Mismo.

El castigo Celestial para un asesino es que será asesinado por algún otro. (Bereshit 9:6). Es una forma de asesinato avergonzar a otro ser humano (causando a la sangre irse de su rostro).

El Séptimo Mandamiento: No Cometer Adulterio

"¡No cometeréis adulterio!"

Hashem castiga la transgresión de adulterio lo más severamente, porque El es paciente en el caso de cualquier pecado excepto aquél de inmoralidad. Nuestros Sabios incluyeron en esta prohibición a uno que se lleva la parnasá ( medios de vida) de otro Judío abriendo un negocio competitivo en una vecindad que solía ser el dominio del otro. Nuestros Sabios así explican el pasuk (Iejézkel 18:6), "... y él no deshonró a la esposa de su semejante." Esto está dicho en alabanza de alguien quien no privó a otro de parnasá comprometiéndose en el mismo oficio.

El Octavo Mandamiento: No secuestrar a un Judío

"¡No robaréis!"

La prohibición de robar en los Diez Mandamientos se refiere a robar seres humanos.(Hurto de propiedad está prohibido por el pasuk en Vaikrá 19:11) Alguien que rapta a un Judío y lo vende o lo utiliza como esclavo está sujeto al castigo capital por el Beit Din (Tribunal de justicia).

El Noveno Mandamiento: No Prestar Falso Testimonio

"¡No prestaréis falso testimonio en contra de vuestro semejante!"

Prestar falso testimonio conduce a la destrucción de la civilización. Causa a las víctimas ser castigadas por crímenes los cuales nunca cometieron. También permite a las personas robar, asesinar, y oprimir a otros y luego escapar al castigo por falso testimonio. Uno que testifica falsamente de tal modo trae destrucción al mundo. También niega la Providencia del Creador.

El Décimo Mandamiento: No Intentar Traer dentro de la Posesión de Uno lo Que Pertenece a Otro

"¡No codiciaréis la casa de vuestro semejante, ni a su esposa, ni a sus sirvientes, ni cualquier cosa que pertenezca a vuestro semejante (y, como resultado, idearéis planes para obtenerlo)" Está prohibido hacer cualquier intento para obtener algo que pertenece a otro porque uno mismo desea poseerlo. Esta prohibición incluye convencer a alguien para vendéros una cosa la cual no desea vender pero que vos le presionáis a vender. Esto está prohibido aún si le pagáis en un pago total. Tampoco está permitido desear aún en el corazón de uno las posesiones que pertenecen a otro (Devarím 5:18). El mal rasgo de desear las posesiones de otras personas causa a una persona volverse un criminal, porque en su ansia de obtener el objeto de su deseo, está expuesto a tornarse violento si le es negado. Puede estar preparado incluso a asesinar al propietario del objeto que ansía.

Mientras los primeros cinco Mandamientos mencionan el Nombre de Hashem, él es omitido de los últimos cinco. Hashem dijo, "Que Mi Nombre no sea asociado con asesinos, adúlteros, ladrones, falsos testigos, y personas codiciosas."


Fuente: El Midrash Dice / Shemot
Editorial Bnei Sholem